El
historiador Piteas, natural de la colonia griega de Masilia, en la actual
Marsella nos dice en su obra El Periplo,
que los gutones habitaban inicialmente las costas del Mar del Norte (el Báltico),
en las actuales Noruega, Suecia y la famosa isla del ámbar, Götland. Por sus
altas latitudes, nos aporta el dato de que los días de verano duraban más que
en la tierras del sur de Europa.
Herodoto,
considerado por Cicerón como el padre de la historia, nos dice en su Historia
(4, 94-95) que existieron getas inmortales en las proximidades de Tracia y el
mar Negro.
Plinio,
Estrabón y Ptolomeo, sitúan a los gutones o guti, dentro de los pueblos
germánicos, pero no poseían fuentes propias, limitándose a recoger la
información aportada por otros historiadores más antiguos.
Por
su parte, Tácito si poseía fuentes propias, aunque nunca estuvo en Germania, lo cual reduce el valor de su
obra Germania, aunque es la única que
estudia con amplitud la sociedad germánica de finales siglo I. Para Tácito los
germanos conservaban los valores y virtudes de los antiguos romanos:
austeridad, dignidad, valor militar, sacrificio, etc. Tácito situaba a los
gutones en las regiones del océano al norte.
Procopio
en la Guerra de los Vándalos (3, 2-3),
los llamaba gauten, originarios de la
isla de Thule, en las regiones más
septentrionales, descendientes del dios de la guerra Gaut. Procopio dice que vándalos y godos tiene el mismo origen, siendo semejantes físicamente, de piel
clara, rubios y altos; comparten las misma leyes, tradiciones y religión. El
militar romano Casiodoro estuvo al servicio del rey ostrogrodo Teodorico, en ese tiempo pudo escuchar una serie de
tradiciones orales de los godos,
recopiladas por Ablavio, a partir de las cuales escribió una obra sobre la historia
de los godos, hoy desaparecida, que fue la fuente principal que utilizó
Jordanes para escribir su Gética, o de
Origine actibusque que Getarum, redactada alrededor del 551 para el rey
ostrogodo.
Según
Jordanes los godos eran originarios
de una isla situada en la desembocadura del río Vístula, que daba al Océano del
Norte, por el cual se comunicaban con la región de los sármatas, entre la vasta
llanura que se extiende entre Germania y Escitia. El clima era muy duro,
habitando esta región pueblos salvajes como los vagoths, finnes y suehans. Por la dureza del clima y la
poca fertilidad de la tierra una parte de los gauthigoths, los descendientes del Dios Gaut, emigró en búsqueda
de mejores tierras, dividiéndose en tres grupos: los greutingos o gentes de la costa, los tervingos o gentes del bosque
y los gépìdos. La leyenda dice que se
hicieron a la mar en tres naves distintas y desembarcaron en la Gothiscandica, región que según Jordanes
es la matriz de los pueblos. Allí lucharon con los pueblos nativos y con los vándalos, razón por la que Jordanes
atribuye la rivalidad ancestral entre godos
y vándalos. Fracasada su expedición a
Gothiscandica, los godos comenzaron a
deambular, hasta que su séptimo rey Filimer, los llevó a la región de los escitas, donde lucharon con éxito contra muchos pueblos para conseguir
asentarse en la costa del mar Negro.
Jordanes nos dice que en esta región se produce la división de los godos en dos
ramas: los ostrogodos o godos del este y los visigodos o godos del oeste. Los ostrogodos
elegían a sus reyes entre los miembros de la familia de los Amalos o “celestiales”. Entre los
visigodos destacaba la familia de los Baltos,
los “osados”. P. Heather opina que esta división era puramente geográfica, no
étnica ni lingüística, causada por el avance arrollador de los hunos que
apresaron a una parte de los ostrogodos,
mientras los visigodos se replegaron
hacia las fronteras del Imperio Romano. Para autores como Isidoro de Sevilla
solo había un pueblo, el godo, siendo los visigodos y los ostrogodos términos
que hacían referencia a dos estructuras políticas.
Poco
sabemos de la cultura material de los godos antes de su entrada en el Imperio
Romano, como primera aproximación, podríamos asemejarlos al resto de los
germanos. En la iconografía conservada del arco de triunfo de Constantino, en
las columnas de Trajano y de Marco Aurelio, los germanos son representados con
pantalones y blusas, las mujeres con vestidos de lana y largos cabellos
sueltos. Tácito en su célebre Germania
(19, 23; 46, 3) describe el complicado moño que llevaban los guerreros suevos.
En cuanto a su aspecto físico, Sidonio Apolinar, que vivió con los francos establecidos en las Galias, dice
que eran de cabelleras rojas, recogidas en coletas, de ojos azules y bigote.
Los godos eran famosos por sus
espadas, las lanzas de acometida de dos metros y las hachas, parecidas a las
franciscas de los francos. Utilizaban
escudos redondos o rectangulares, las cotas de malla se reservaban para los
guerreros de familias ricas, por su elevado precio.