martes, 6 de diciembre de 2016

4. Las Tribus Germánicas

Los romanos consideraban a las tribus germánicas constituidas por agrupaciones de personas vinculadas por lazos de consanguinidad. Los germanos en su desplazamiento desde el Norte, hacia el Oeste, el Este y el Sur, fueron integrando poblaciones de orígenes étnicos diferentes (celtas, bálticos, alanos, escitas, etc.). Los romanos al designar a los grupos bárbaros utilizaron nombres étnicos, muchas veces supuestos o imaginarios, otras veces sacados de fuentes griegas muy antiguas y por tanto obsoletas al haber cambiado la composición étnica.

La mayoría de los romanos y griegos que hablan de los germanos nunca estuvieron en Germania, el mismo Tácito nunca estuvo en Germania, escribió en base a las historias que le narraban los viajeros, los mercaderes y los soldados. La etimología de la palabra germano es poco clara, son muchas las interpretaciones que se presentan y pocas las pruebas lingüísticas sólidas en las que se fundamentan. Una de las más difundidas dice que los habitantes de la Galia denominaron “germanos” a los vecinos más belicosos, teniendo en cuenta su forma de gritar, gar=gritar y mani = hombre. Por su parte Estrabón dice que el vocablo germano viene de auténticos, genuinos (VII, 1, 2). Por lo basta que era la región denominada Germania por los grecorromanos, es de esperar que no todos los pueblos que la habitaban fuesen germanos (de origen germánico, con cultura, religión y lengua germánica). Cornelio Tácito en su célebre Germania (4,1,3) escribe: “los germanos al no haberse mezclado en matrimonio con otras naciones, habían conseguido mantener una raza pura caracterizada por sus fieros ojos azules, cabellos rubios, cuerpos grandes y su capacidad para adaptarse al hambre y al frío”.

Con el tiempo las fuentes romanas fueron actualizando los nombres de las tribus  y de las confederaciones. Un ejemplo es el término suevo, el cual fue usado en un principio casi, como equivalente a germano, ya que la mayor parte de las tribus germánicas eran agrupadas por las fuentes romanas como suevos. Hacia el siglo V el término alamanes era aplicado a las tribus que antes eran clasificadas como suevas.
La movilidad de las tribus hacía más difícil su identificación. A principios de la era común,  en la zona norte hasta el Vístula se hallaban los frisio, los címbrios, los chaucos, los lemovios, los vándalos y los godos. Los Vándalos desde el Vístula emigraron hacia el Dniester, ocupando zonas de Silesia y Pomerania los vándalos silingos, mientras los vándalos asdingos se encontraban entre Rumanía, Hungría y Eslovaquia. La confederación de los suevos se encontraba entre el Rin y el Elba, incluyendo pueblos como los cuados, los teutones, semmones y hermunduros. Los francos, que podría significar “hombres de coraje” fue una confederación tardía de tribus del bajo y medio Rin, subdividiéndose en salios en el norte, en la actual Bélgica y los ripuarios del sur que habían servido ampliamente al ejército imperial.

Los godos fueron calificados como escitas por muchas de las fuentes grecoromanas (se apoyaban en el testimonio de Herodoto), al haber ocupado un territorio próximo a la actual Ucrania, donde en la época del rey Ateas, 430 a.e.c. los escitas crearon un poderoso reino. En su época de mayor expansión, los godos ocuparon la región entre los ríos Danubio, Dniester y Dnieper.

Los alanos eran situados por Amiano Marcelino en su libro XXIII entre el río Don y el Bósforo, donde entraron en relación con las colonias griegas del mar Negro. Los alanos eran de etnia irania y eran descritos como rubios, de ojos azules y piel sonrosada.


Los hunos eran clasificados como escitas por autores como Zósimo y Sinesio de Cirene, lo cual hoy en día es refutado. En la actualidad los investigadores consideran a los hunos como parte de los pueblos mongoles, que los chinos nombraron como Hsiung-un, cuyos ataques dieron lugar a la construcción de la Gran Muralla China. En su avance llegaron en el siglo IV al mar Negro, invadiendo los territorios donde se asentaban los vándalos, los godos, sármatas y los alanos.

Fuentes:

Rosa Sanz Serrano, Historia de los Godos. Un epopella histórica de  Escandinavia a Toledo. Editorial Esfera, sección Historia.

Luis A. Moreno, Historia de la España Visigoda, Editorial Cátedra.

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