viernes, 3 de diciembre de 2021

La Völva Þorbjörg y El Brujo Þorbjörg Nef

 

La magia seiđr era practicada en su mayoría por mujeres, aunque no estaba vedada a los varones, era mal vista como se desprende de la Ynglingasaga:

 “Y a estas artes mágicas, si se cultivaban, les seguía tan gran vileza que a los hombres no les parecía hacer nada vergonzoso, y también a las sacerdotisas les era conocida esta actividad.”

 La actual falta de fuentes que nos informen sobre las prácticas ásatrú radica en el secretismo inherente a la magia. Solo unos pocos conocían las fórmulas adecuadas para cada tipo de ritual. En Islandia el culto no estaba organizado jerárquicamente. Los líderes políticos, los gođar, eran los encargados de poner orden en los rituales públicos, ligados a las fiestas de solsticios, recogida de cosechas, inicio del invierno… Los gođar reunían a sus deudos en sus haciendas agasajándolos ─palabra de origen goda que nos remite a la importancia de los banquetes entre nuestros ancestros─ con suculentas viandas, espumosas cervezas y regalos con los que afirmar pactos. Los Dioses eran los testigos de las palabras empeñadas, contravenirlas era sinónimo de ofensa a Ellos.

 Se dice que las völvas viajaban de pueblo en pueblo ofreciendo sus servicios en las haciendas de los notables. El sustantivo seiđr hace referencia a un tipo de magia capaz de dañar a personas, adivinar el futuro, manipular el clima, las cosechas… Su etimología nos lleva al significado de cuerda, hilo, soga; como lo atestiguan los cognados en antiguo alto alemán (seito) y el antiguo inglés (sāda). El seiđr se relaciona con las prácticas chamánicas de Odín. Las prácticas de seiđr eran menos visibles que las grandes festividades dedicadas a los Dioses, sus practicantes eran a la vez, temidos y odiados y buscados en tiempos de incertidumbre, por su capacidad de entrar en contacto con otras dimensiones psíquicas. Se dice que había un seiđr blanco empleado en la curación y la profecía, y otro seiđr oscuro que buscaba enloquecer o matar al enemigo.

 Las sagas recogen el nombre de algunas völvas ─unas habrían existido, otras serían creaciones literarias─: Spákona, Þuriđr, Sundafyllir, Þorbjörg Lítilvölva, Heimlaug Völva, Groa…

 En la Saga de Erik el Rojo se narra la hambruna que se extendió entre los colonos instalados en Groenlandia. Ante el fracaso de las medidas tomadas por los gođar se instó a llamar a una famosa völva llamada Þorbjörf Lítilvölva (pequeña völva). Los anfitriones preparación la granja limpiándola y adornándola como era costumbre entre los ástrúar. Al atardecer hizo su aparición la völva en la hacienda de Thorkell, con una indumentaria que denotaba su alto estatus. Vestía un precioso manto azul oscuro que le llegaba hasta los tobillos, en la mano portaba una vara bañada en bronce cuyo pomo lucía refulgentes gemas. Su cuello irradiaba una luz chisporroteante que los lugareños relacionaban con el famoso collar de Freyja. En su cintura portaba una bolsa con las herramientas mágicas. Sus zapatos debían ser obra de enanos, por lo delicado de su factura y el sigilo que imprimía a sus pasos. Sus manos estaban enfundadas en suaves y cálidos guantes de piel de gato. Hasta aquí, podríamos pensar que la völva era una especie de Hada, ¡que equivocados estaríamos!, ya que en lo alto de su cabeza, un bonete de negro carnero forrado de pieles de gato delata las fuerzas tenebrosas con las que se relaciona.

La völva saludó a los presentes en las Sala con fría cortesía. Se dirigió al trono reservado para el señor de la casa, tomó asiento y una procesión de camareros le fue sirviendo platos especialmente guisados para la ocasión, no diremos que eran sabrosos, pues el paladar de un völva difiere del común de los mortales. Papilla de leche de cabra, un muestrario de los corazones de todos los animales que habitaban la granja, ¿habría uno humano?... Al finalizar las cena, el señor de la casa le pidió que respondiera unas preguntas, la völva rehusó contestar, se levantó y fue conducida a su estancia, donde descansó a la espera del duro día que le esperaba. Habiéndose alzado el Sol y depuesto de nuevo, la völva bajó a la sala donde los lugareños le habían preparado una plataforma. La völva pidió que una mujer recitase el sortilegio Varolokur. En la casa nadie lo recordaba, se buscó por la comarca quien los supiera. Una cristiana, llamada Gudrid, recordaba haberlo escuchado de su madre adoptiva. Mucho tuvo que insistir Thorkell para que Gudrid accediera a recitar el sortilegio. Þorbjörd se sentó en una tarima y a su alrededor se situó un coro de jóvenes. Gudrid recitó el sortilegio con tal perfección y belleza que conmovió a los presentes. La völva entró en trance, nada se cuenta de lo que dijo o hizo; solo que al finalizar su viaje comunicó a Thorkell que el hambre finalizaría con el invierno y pronosticó que Gundrid engendraría un poderoso linaje, como pocos se verían. Los congregados comenzaron a preguntar a la völva, la cual respondió con claridad a las cuestiones, cumpliéndose sus vaticinios. Llegaron criados de otras granjas que requerían los oráculos de la völva. Se despidió, dejando a los presentes, en una atmósfera de paz y confianza en la superación de los infortunios que estaban viviendo.

 En la saga de Gísli Sursson, encuadrada en el género de sagas de proscritos, se narra como Gísli Sursson, un hombre libre, acusa a su cuñado, el gođar Þorgrimur Þorsteinsson, del asesinato de su mejor amigo y hermano de su esposa, Vesteinn Vesteinsson. Þorgrimur Þorsteinsson cae bajo la espada de Gísli, siendo proclamado proscrito. Börk Þorsteinsson asume la jefatura de la familia y el título de gođar, iniciando la persecución de Gísli por todos los medios a su alcance, pero sin dar la cara en un combate judicial.

 En medio de la celebración de las noches de invierno, vetrnaetr, en la granja de Saeból es invitado un brujo al que se describe en estos términos:

 “Había un hombre llamado Þorgrímr al que llamaban Nef. Vivía en Nefstaðir junto al Haukadalsá. Estaba muy versado en malas artes y magia y era un brujo de los peores. Þorgrímr y Þorkell lo invitaron a su casa porque también celebraban un banquete”.

 Nef, el brujo, fundió la espada rota Grásiđa y la transformó en la lanza que segaría la vida de Vésteinn”.

 “Þorgrímr sabía trabajar bien el hierro y se cuenta que éstos fueron a la forja, los dos de nombre Þorgrímr y Þorkell y se encerraron. Tomaron los pedazos de la espada Grásíða que le habían correspondido a Þorkell en el reparto y Þorgrímr hizo una lanza de ellos que estaba terminada al atardecer; estaba adornada y se colocó en un asta de una cuarta de largo”.

 No debe sorprendernos que un brujo sea un excelente herrero. Reginn, el tutor de Sigurđr, fue quien forjó la espada del héroe. La conexión entre chamanes y herreros la ha estudiado Mircea Eliade en varias de sus célebres obras. La función del brujo, en la forja de la lanza, es dotarla del poder para asesinar a Vesteinn, a través de unas runas (mál) que se disfrazaban de letras ornamentales. Nef asiste a la reunión nocturna en la que planea el asesinato.

 “Y así se dice que la gran tormenta fue provocada por Þorgrímr Nef con su magia y malas artes y que hizo un hechizo para que de algún modo ocurriera que pudieran atacar a Vésteinn sin que Gísli estuviera presente, porque no se atrevían a atacarlo si Gísli estaba a su lado”.

 Al igual que Þorbjörf Lítilvölva era de linaje de völvas, Nef y su hermana Auðbjörg también, y poseían el poder de dominar el clima, como lo demostró Auðbjörg provocando una avalancha que mató a doce personas, con la que vengó el ultraje que había sufrido su hijo. Nef vuelve a aparecer en el relato de la saga después del asesinato del gođar Þorgrímr. El hermano del difunto, Börkr, le encarga a Nef un sortilegio para que Gísli no reciba ayuda en Islandia.

 “Lo próximo que sucede es que Börkr paga a Þorgrímr Nef para que prepare un sortilegio seiðr al objeto de que la persona que había matado a Þorgrímr no encuentre ayuda, aunque la gente lo quisiera proteger. Un buey de nueve años se le proporcionó con este fin. Þorgrímr lleva a cabo el sortilegio, se prepara según era su costumbre y se construye un pequeño podio y lo ejecuta con gran brujería, perversión y magia”.

 Aguijoneado por el ansia de materializar la venganza cuanto antes, Börkr, contrata a un asesino, el célebre Eyjölfr el gris, en lugar de enfrentarse con Gísli. Las palabras del ritual debían pronunciarse con total pulcritud, pero en este caso Nef cometió un fallo que permitió que una persona ayudase al prófugo.

La saga continúa, pero ya no se menciona más a Nef el brujo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario