sábado, 11 de marzo de 2017

El Despertar en el Odinismo

El Despertar en el Odinismo

Las técnicas yoguis, la meditación zen, el budismo están de moda, occidente lleva un siglo seducido por las doctrinas orientales. Vamos a reflexionar que nos pueden aportar a los odinistas.

Los paganos europeos nos diferenciamos en muchos conceptos de las religiones monoteístas, para esta exposición indicamos las siguientes:
·         Los paganos europeos no consideramos que nuestra religión es la única verdadera. La religión es un camino para relacionarse con los Dioses, toleramos todas las creencias.
·         No repudiamos de la vida, somos seres humanos, no espíritus encarnados en una cárcel. La vida es una ocasión única para demostrar coraje y heroísmo.
·         No buscamos paraísos de descanso, después de esta vida, habrá otras, que  también nos brindarán ocasiones de distinguirnos delante de los Dioses.
·         Nuestros Dioses no crearon el mundo, son parte de la creación. Los Dioses nos crearon para colaborar con ellos en las conquista del Cosmos.
·         El ideal vida de un pagano está en los grandes héroes: Cuchulainn, Finn, Sigfrido,  Sísifo, Ulises, Áyax, etc.
·         Los paganos europeos hemos sido perseguidos por los monoteístas, llevados a la práctica exterminación, como hicieron los cristianos en América, África y en menor medida en Asia.
·         Los paganos europeos a diferencia de los monoteístas no necesitamos purgar nuestra naturaleza, no hemos nacido con un pecado original.
·         Los odinistas tenemos un conjunto de principios inspirados por los Dioses, son las nueve nobles virtudes, que nos guían en la consecución de una vida grata a los Dioses. Todo odinista, y no generalizamos, como hacen los monoteístas, al imponer sus preceptos a todos hombres y mujeres, tenemos un destino que cumplir, no buscamos la felicidad ni el amor, simplemente cumplir de la mejor manera con nuestro destino. Vivir y morir con honor, sin desdecir la palabra, cumpliendo las promesas dadas, luchando contra el mal en el mundo. Con ello ganamos la amistad de los Dioses, nuestros hermanos mayores, nuestros maestros.
Las nueve virtudes nos muestran el camino que debe seguir todo fiel a los Dioses, asatru. El valor, la verdad, el honor, la lealtad, la hospitalidad, nos guían en nuestra relación con los el Cosmos.  La disciplina, la independencia personal, la laboriosidad, la perseverancia nos marcan el rumbo para ser unas personas que vivamos en armonía con nosotros mismos y de esta forma dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.
El ser humano y la naturaleza son complejos, no es posible reducir esta complejidad a una sola magnitud o variable. El planteamiento monoteísta por el cual existe un Ser absoluto, primer motor inmóvil es desde nuestro punto de vista absurdo. ¿Podemos expresar la complejidad de la física con magnitudes escalares? No, por ejemplo, necesitamos en la cinemática tener presentes tres dimensiones espaciales y una temporal. Si estudiamos las propiedades mecánicas y ópticas de los materiales necesitamos utilizar tensores, matrices de 3x3. Las fuerzas de la naturaleza son por el momento 4 (fuerza fuerte, débil, electromagnética y gravitatoria), todos los intentos de reducirlas a una han fracasado. Es más, la idea de la llamada ecuación de Dios no implica reducir las fuerzas a una. Simplemente encontrar una ecuación, una restricción al sistema del cosmos que las ligue. Si escribimos una simple ecuación termodinámica:
∆U = Q-W
La variación de la energía de un sistema termodinámico es igual al calor ganado por el sistema, menos el trabajo realizado por el sistema sobre el ambiente. Está claro que una cosa es la energía interna de un sistema, otra el calor intercambiado, otra el trabajo efectuado y por último otro el ambiente. 
La idea de un ser que comprenda el Universo, que lo haya creado es absurda. En nuestras vidas, la mayor parte de las cosas que hacemos es sin conocer todos los mecanismos que aplicamos. Manejamos coches, ordenadores y no necesitamos saber que es un semiconductor ni que es una molécula paramagnética o diamagnética, conceptos con los cuales se construye un ordenador. Los científicos e ingenieros manejan conceptos, emplean técnicas que no dominan al cien por cien. Vamos a rehabilitación y nos pones unos electrodos en la zona lesionada, pobres de nosotros que preguntemos al médico como funcionan las ondas electroquímicas en nuestro cuerpo. No los sabe el médico, ni lo puede entender con una formación en física y química a nivel de bachillerato, sin conocimientos en ecuaciones diferenciales, electroquímica, electromagnetismo, estructura de la materia, etc. Eso sí, es el responsable de aplicar la terapia. O Por lo tanto, la experiencia nos lleva a la conclusión que manejamos objetos, teorías, pero no las conocemos, obtenemos resultado satisfactorios y reproducibles pero no sabemos, ni en el fondo nos interesa saber por qué ocurren, lo importante es que suceden. ¿Cuántas personas se han parado a pensar porque emite luz una lámpara fluorescente. Es un tema apasionante, complejo y divertido, pero por mucho que uno lo estudie, siempre hay lagunas en la interpretación del fenómeno.
¿Cómo es posible para una mente suponer que existe un Ser absoluto? ¿Cómo reducir la diversidad de manifestaciones de los seres naturales? Un Ser absoluto solo sería posible en un universo unidimensional, pero si estamos en el espacio tridimensional Euclideo (el universo es más complejo) tendríamos seres de dimensiones cero, una, dos y tres. Las escuelas del yoga y budistas hablan de vencer la falsedad de la relación objeto observador, mediante la meditación el hombre abandona el mundo de maya, para adentrarse en Brahman, fundiéndose con él, como dos gotas de agua. Es un proceso de aniquilación del individuo, de la diversidad y por tanto un empobrecimiento. Por mucho que queramos no dejaremos de ser nosotros mismos, podremos aprender a mantener la mente quieta, después de muchos años de dolorosas prácticas yoguis, pero no aun así, las pocas neuronas que aun subsistan después de estar expuestos a la intemperie, al hambre, a nuestros miedos, nos dirán que somos una persona individual. Aunque aumentemos la capacidad de resistir el dolor; y no pongan un hierro al rojo vivo sobre la cara y no sintamos nada, como si fuésemos un espectador, algo tendremos claro, un hierro al rojo vivo, a unos 1000 K, emite radiaciones electromagnéticas en un espectro que se extiende desde las microondas al ultravioleta, en la zona visible es un espectro continuo de gran intensidad con un máximo en el rojo cereza, con unas dimensiones y una geometría, una densidad, una dureza, una composición química. Al incidir sobre una cara con unas facciones que me son indiferentes (ya no es mi cara, no la siento, aunque sus consecuencias me pasarán factura en poco), generando vapor de agua, humo, sangre, una cicatriz, no habrá dolor, pero los procesos químicos, físicos y biológicos, por mucho que los ignoremos se manifestarán. Somos seres de carne y hueso, no podemos negarnos a la realidad, toda teoría que niegue este hecho, es nefasta para el ser humano, es una droga.

Según los monoteístas, los seguidores de Plotino, etc. De un ser absoluto, por un acto de creación surgió toda la diversidad, entonces ese ser Único era múltiple en sus inicios, estaba él en su unicidad ensimismado y al mismo tiempo poseía los esquemas de la creación de seres diversos. 
Los odinistas no tenemos miedo al mundo, ni huimos, plantamos cara a los peligros como nuestros ancestros. No deseamos sumergirnos en las aguas cálidas y viscosas del SER para morir a nosotros mismos y transformarnos en unas moléculas sin conciencia. Somos Ser y no deseamos degradarnos al no ser que supone la inconsciencia. La vida es para vivirla de una forma heroica, cualquier vida insulsa del tipo paraíso cristiano o piscina cálida del zen, nos parece inaceptable. Son paraísos para hombres sin virilidad y mujeres sin feminidad.
No negamos la utilidad de las técnicas de meditación, estas no son un invento de los yoguis hindúes. Ya las practicaban nuestros antepasado hace miles de años. La meditación odinista no busca fundirse con la nada, ni aniquilar el yo individual, el que nos permite ser semejantes a los Dioses.
La meditación  odinista emplea técnicas para equilibrar las fuerzas que actúan en nuestro ser, sin entrar en teorías psicológicas, adecuadas para personas reprimidas, pecadoras, impuras que necesitan suplicar el perdón de su Dios tirano. Seres que desean ser castrados mediante el psicoanálisis o la meditación zen, porque tienen miedo de su sexualidad, de su libertad, de su ciencia, en definitiva de ser humanos. No tenemos nada de esconder, asumimos nuestra naturaleza imperfecta y muestro deseo es cumplir nuestro destino, para lo cual debemos equilibrar las fuerzas que emanan de las nueve nobles virtudes, para alcanzar la armonía.
La iluminación para el odinista consiste en escuchar la sinfonía que interpretan las nueves nobles virtudes sobre todos sus órganos corporales y espirituales. Afinando para que suene lo mejor posible. Una persona puede tener sobre dimensionada la disciplina y tener una lealtad o una hospitalidad disminuidas que nos están en la proporción que exige la armonía. Podríamos resumir el camino de maduración odinistas como el que sigue estas etapas:
·         Vivir conforme a las 9 virtudes
·         Estudiar y meditar las vidas de los Dioses y héroes  de nuestra mitología europea.
·         Realizar técnicas de relajación e introspección
·         Practicas de técnicas de iniciación, como nuestros ancestros que se iniciaban en la guerra, la caza, las artes del combate, en la sexualidad, etc.
·         La última fase para alcanzar la iluminación, no es otra que repetir lo que hizo nuestro padre Gaut: Colgarnos del árbol Cósmico, permanecer nueve noches y nueve días, lancearnos con nuestra propia lanza y dejar que nuestra naturaleza obre el milagro de la iluminación.

38 Sé que colgué
en un árbol mecido por el viento
nueve largas noches
herido con una lanza
y dedicado a Odín,
yo ofrecido a mí mismo,
en aquel árbol del cual nadie
conoce el origen de sus raíces.
No me dieron pan,
ni de beber de un cuerno,
miré hacia lo hondo,
tomé las runas
las tomé entre gritos,
luego me desplomé a la tierra
                                             Havamal estrofa 138



martes, 7 de marzo de 2017

8.Etnogénesis de la Nación Visigoda

Desde mediados del siglo XIX comenzó a despertarse un interés en la comunidad académica por el estudio de los pueblos bárbaros de la antigüedad tardía[1], con la finalidad de encontrar un fundamento étnico a los modernos estados que se estaban fundando o asentado (Imperio Alemán, Francia, Reino de Italia, Imperio Ruso, diversos estados eslavos, etc). Después de la segunda guerra mundial se produjo una censura por la que se consideraba de mal gusto realizar estudios centrados en los pueblos germánicos. Será a partir de la década de 1960, bajo la directriz ideológica del mestizaje que se volverán a realizarse nuevos estudios, destacando en todos ellos que los pueblos germanos no eran étnicamente puros, no pudiendo hablarse de una raza germánica, ni de una cultura propiamente germánica, sino del mestizaje de numerosos pueblos de diversas procedencias que dieron lugar a los distintos pueblos germánicos. 

El lector podrá ver en ambas interpretaciones, las desarrolladas desde el XIX y hasta la segunda guerra mundial y las desarrolladas desde 1960 hasta la  actualidad (etnicidad pura versus multimestizaje), una fuerte influencia de prejuicios políticos, por lo cual parece obvio situarse entre ambas interpretaciones, resaltando de de cada una lo más revelador e intentado integrarlas en una teoría lo más coherente y racional posible que los métodos actuales de estudio nos permitan.

El gran historiador alemán Reinhard Wenkus decidió continuar las investigaciones desde la perspectiva del concento de etnogénesis. Con este nuevo enfoque se decidió a analizar y revisar la historia de los francos, lombardos, sajones, anglos, burgundios, vándalos, godos, etc. En la década de 1980, comenzaron a definirse tres líneas de investigación centradas en los pueblos bárbaros: La corriente de Viena, menos radical y más respetuosa con los resultados de las investigaciones históricas anteriores a la segunda guerra mundial; la desarrollada por en los países de lengua inglesa, más radical en sus planteamientos y conclusiones, negando a los pueblos germánicos su contribución en la creación de los reinos medievales; la denominada “revisionista” que pretende crear una visión global del proceso. Por último, se puede crear un grupo formado por autores no adscritos a escuelas.

La Escuela de Viena
Formada por académicos de gran erudición y respeto por las aportaciones de sus maestros. Partiendo de las ideas desarrolladas por el historiador Reinhard Wenskus, el historiador austriaco Herwig Wolfram fundó la escuela de Viena. Consiguió precisar la noción de grupo de tradición. Su obra fundamental fue Geschichte Der Goten. Entwurf einer Historischen Ethonografie, publicada en 1979. En esta obra hace un estudio sociocultural y antropológico del pueblo godo, desde su partida de la isla de Gotizscnadza hasta la formación de los reinos Visigodo y Ostrogodo. 
Según este autor, deben establecer unas hipótesis de partida que a la luz de los datos históricos serán posteriormente confirmadas. Los grupos germánicos se encontraban en constante cambio con otros pueblos con diferentes tradiciones culturales y políticas. El proceso se explica desde los conceptos de etnogénesis (la creación de una nación o pueblo). Esta noción se funda a partir de tres hechos fundamentales:
a) Llevar a cabo una gran hazaña (cruzar un río        caudaloso o ganar una importante batalla).
b)    La identificación de un enemigo común.
c)    El cambio de religión.

Los grupos tribales eran conscientes de portar unas tradiciones culturales ancestrales. Los líderes manipulaban estas tradiciones, para fortalecer la cohesión entre los clanes y subgrupos que constituían el contingente migratorio y para favorecer la integración de los grupos de diferente origen étnico con los que se encontraban en su migración. Wofram realizó un importante estudio del vocabulario sociopolítico encontrado en la Biblia de Wulfila. En este los términos analizados estaban Kuni y Reiks. El Kuni era la comunidad de origen y la de mayor peso político entre los tervingios.

El Reiks era un individuo situado en el centro de la Kuni, de gran linaje, con un amplio séquito de guerreros bajo su mando. Walther Pohl ha estudiado los procesos de etnogénesis en pueblos bárbaros no germánicos como los ávaros. En sus estudios defiende la validez de los métodos de la escuela de Viena frente a sus críticos. En su opinión las fuentes latinas de la antigüedad antigua no pueden ser tenidas como una verdad absoluta ni tampoco ser consideradas como una mera literatura propagandista de la ideología de los centros del poder.

Reinhard Wenskus presentó sus ideas en el trabajo Stammesbildung Und Verfassung, El concepto de Traditionskern constituye su Kernel. Según esta noción, fueron pequeños grupos de élites (y no grandes contingentes identificados como un único pueblo) los que realizaron la migración, logrando la cooptación de seguidores en su camino, a medida que se conseguían victorias y riquezas. Wenskus denominó stammesbildung el proceso por el cual comunidades con orígenes diversos eran agrupadas en un nuevo conglomerado étnico. A través de tradiciones antiguas de origen oral, tales grupos heterogéneos podían ser convencidos de compartir un origen común con el grupo en el cual se integraban.


La Línea de las Historiografía del Atlántico
Walter Goffart y sus discípulos de la Universidad de Toronto constituyen el núcleo de esta corriente de historia de la antigüedad tardía. Centra su enfoque en las relaciones entre los germanos y los romanos, siendo muy críticos con la Escuela Austriaca. La obra fundamental de Goffart es Barbarians and Romans A.D. 418-584: The Tecniques of Accommodation. Para este estudioso la entrada de los germanos dentro de los limes del Imperio Romano no tuvo un carácter de invasión. Fueron las autoridades imperiales las que poco a poco fueron introduciendo a los pueblos bárbaros dentro de los límites del Imperio. Cada guerrero germano o bárbaro, que acompañaba a su rey (generaliza a partir del caso particular de los ostrogodos) recibía una paga por los servicios dados, que se vinculaba con el cobro de gravámenes en los tributos de determinados ciudadanos romanos, incluyendo el privilegio de la exención fiscal.

Los romanos pasaban a pagar impuestos a un rey germano, dejando de pagarlos a los funcionarios del Imperio Romano, con lo cual la administración Imperial dejaba paso a una administración germánica, que con el derrumbe completo del edificio Imperial dará paso a los reinos germánicos. Los germanos pasaban a tener un estatus de superior a la población de ciudadanía romana. Así, en el supuesto del impago de los tributos, los oficiales del rey germano podían confiscar los bienes del ciudadano romano. 
Walter Goffart sostiene que el asentamiento de los pueblos germánicos en las provincias del Imperio Romano, no se fundamentó en la expropiación de tierras, ni en la violencia, sino en el reajuste social propiciado por una nueva administración Imperial, de la cual los foedus germanos formaban una parte importante.
Para Walter Goffart, defiendo que no había un ethos unificador ni sentimiento identitario en los pueblos germano-parlantes. Se apoya su argumentación que no existen por el momento evidencias documentales que sostengan que la lengua era tenida como un elemento identitario.

El enfoque del profesor Goffart en cuanto se centra en las relaciones jurídico-administrativas entre el Imperio Romano y los grupos germánicos, en nuestra opinión, no presenta grandes novedades y es algo obvio. Otra cuestión es ignorar otras fuentes que apuntan hacia las tradiciones culturales, políticas y religiosas de los pueblos germánicos, que constituían su esencia como personas y como sociedades. ¿Qué pensarían los súbditos de su majestad británica si los estudiosos no británicos negasen la existencia de una literatura británica, una religión británica (Iglesia Anglicana), una filosofía británica (Hobbes, Locke, Hume, Moore, Ryle, etc.) unas tradiciones sociales y políticas británicas? En definitiva, ¿Qué pensarían los británicos, si la comunidad de las ciencias sociales negase la existencia del pueblo británico como tal, si negase su aportación a la historia universal? Sin duda, y con razón los británicos pensarían que es algo absurdo, producto de prejuicios.

El estadounidense Alexander Callander Murray en su obra Germanic Kinship Structure: Studies in Law and Society in Antiquity and Early Middle Ages, Wetteren Universa, 1983, da un paso más en la crítica a la Escuela Austriaca, argumentando que los pueblos germánicos tuvieron una influencia mínima en la formación de los reinos europeos medievales. Así los francos, los alamanni o los godos, fueron contingentes migratorios que apenas afectaron a las estructuras pre-existentes. Patrick Amory llega a la conclusión de que las etnicidades bárbaras fueron adoptadas en el escenario de la desintegración del Imperio Romano. Estaban constituidas por papeles sociales (eclesiástico, soldado, administrador, etc.) y sustentadas en la ideología clásica respecto a los germanos.

El investigador  español del CSIC y profesor de arqueología romana en la Universidad Lille-3, Javier Arce, en su obra, Bárbaros y Romanos en Hispania, 400 a 507, Editorial Pons, 2005. Sostiene que los bárbaros no tuvieron una influencia tan negativa, en la evolución de las estructuras sociales y administrativas, como se sostienía hasta ahora. La cultura material de los hispanorromanos y su administración siguieron su línea evolutiva, con un mínimo efecto perturbador de los pueblos germánicos. Los bárbaros no causaron tanta destrucción en Hispania como dicen las fuentes escritas, siendo comparables sus destrozos a los causados por las bandas de latrones. Los suevos, según Javier Arce, convivieron pacíficamente con los galaicos, no destruyeron las estructuras administrativas de las ciudades. Los vándalos se dedicaron a la agricultura antes de su migración al norte de África, lo cual pone en entre dicho  la objetividad de las fuentes literarias romanas, lo cual es normal pues estaban escritas para las élites romanas y al servicio de un Imperio Romano que se tambaleaba.

El profesor Jorge López Quiroga, de la Universidad Autónoma de Madrid en su artículo[2], nos dice que el estudio de los pueblos germánicos ha estado muy mediatizado por las fuentes romanas, al servicio de la propaganda del Imperio Romano. Por este motivo, las fuentes romanas no muestran interés por conocer desde dentro las estructuras sociales y políticas de los germanos. Menos aun el estudio de los rápidos cambios que se producen dentro de las estructuras sociales y políticas de los pueblos bárbaros que entraban en el territorio del Imperio Romano.
La escuela de Viena, siguiendo la “die neu lehre”, la nueva doctrina (toda una declaración de sinceridad), en autores como H. Kuhn, H. Dannenbauer y R. Wenskus, puntualizan el carácter eminentemente aristocrátrico de las instituciones germánicas anteriores a las grandes invasiones de los siglos IV y V d.C. En la historiografía de finales del XIX y principios del siglo XX se insistía en la existencia de una nobleza de sangre[3], la escuela de Viena se centra en la fuerte jerarquización de las sociedades germánicas, formadas por personas libres y no libres. La etnogénesis, se estudia como un mecanismo de creación de una nueva entidad “nacional” bajo la dirección de un rey que le daba el contenido ideológico apoyado en las estructuras de la realeza militar Heerkönigtum y la soberanía doméstica Hausherren

La realeza militar podía equipararse a los dux romanos y es importante para entender el nacimiento de las entidades populares en este periodo de migraciones bárbaras. Las cuales no se vinculaban a un territorio, sino al juramento de fidelidad a un Heerkönigtum. El pueblo inicial se ampliaría con los distintos séquitos que se añadirían después de las luchas armadas exitosas. 

La posición jerárquica según esta escuela no se conseguía por el nacimiento únicamente, sino que debía estar acompañado de un exitoso liderazgo militar. La soberanía doméstica era el aglutinante entre el resto de los componentes de la unidad étnico-política. El linaje, sippe marcaba la dinámica de las relaciones dentro de la sociedad germánica. Existía un jefe de cada linaje, el cual ejercía una soberanía doméstica y militar. Las tumbas principescas reflejan está fuerte jerarquización que se asocia con la riqueza de los enterramientos, como los hallados en Pomerania, correspondientes al siglo II d.C., con ricos ajuares.

Las fuentes romanas utilizaban los términos referentes a pueblos germánicos, como suevo o godo, sin ser conscientes de la complejidad que subyacía a tales denominaciones. Cada entidad popular germánica estaba formada por un conjunto diverso y heterogéneo de personas (gentes). Cuando llegan a Hispania, los germanos se enfrentaran entre ellos (suevos contra vándalos) y entre diversos heerkönigtum que se postulan para alcanzar la realeza.

La etnogénesis del pueblo godo es compleja, como la de todos los pueblos pero muy rica en fuentes arqueológicas que combinada con las fuentes romanas han permitido a los estudiosos establecer los principales hitos en la formación de las dos naciones godas. Jorge López Quiroga en su monografía[4] nos muestra en con detalle el proceso de etnogénesis de los godos. Las primeras noticias sobre los godos que nos dan las crónicas romanas los sitúan en las proximidades de los limes del Danubio, en el primer tercio del siglo III. Participaran como aliados en el ejército reunido por el emperador Gordiano III en 242. Coincidiendo con las primeras oleadas de migraciones que se asocian a la cultura de Wielbark. Después de la muerte del emperador Alejandro Severo (234), se produce una profunda crisis en el Imperio Romano, tenemos una veintena de emperadores con unos reinados cortos. Esta inestabilidad favorecerá la entrada de grupos de bárbaros, asentándose en este tiempo fuera de los limes, en la costa ucraniana y rumana del mar Negro un importante contingente de godos.

Hacia el año 250 los godos liderados por Argaito y Gunterico, en alianza  con los vándalos asdingos y otras gentes atraviesan el Danubio, lo cual volverán a repetir al año siguiente bajo el mando del rey Cniva. Los romanos sufrirán una completa derrota en la que morirá el emperado Decio y su hijo en la batalla de Abrittus. En los yacimientos de la cultura de Cernjahov se encuentran elementos romanos que se asocian a la presencia de soldados romanos entre los godos.

A lo largo del siglo III y más intensamente a partir de la segunda mitad del siglo III y principios del siglo IV se observan importantes cambios internos y externos en las sociedades godas a través de los registros arqueológicos. Aumenta el poder de la aristocracia goda. En las tumbas se observan tanto armas defensivas como ofensivas como está atestiguado en la necrópolis de la cultura de Przeworsk en Polonia. En sintonía con estos cambios evolutivos en el segundo tercio del siglo IV, los godos de Hermenerico (de la dinastía de los Amalos) formarán una poderosa federación de pueblos bárbaros, germanos y no germanos, entre los ríos Don y el Danubio, región a la cual las fuentes romanas designaran cmo Scythia o Gothia. Los enfrentamientos militares entre romanos y godos impulsarán cambios en la cultura material goda: nuevos elementos en el vestido, en las vajillas, armas, etc. La presencia de armas en las tumbas godas se relaciona con la influencia de los vándalos de la cultura Pzeworsk. El comercio con romanos y griegos se intensifica.

La cultura de Wielbark
Se extiende desde el siglo I hasta principios del siglo V. Muestra claras influencias escandinavas, consistentes en prácticas funerarias mixtas (incineración/inhumación) y las construcciones ritualísticas  circulares de piedra. Por estas pruebas materiales, algunos estudiosos refuerzan la teoría del origen escandinavo de los ostrogodos (más específicamente el linaje amalo). También se observan influencias procedentes de la costa del mar Negro, en algunas joyas con decoración granulada y filigranas. No obstante, se observa una rica variedad que puede ser justificada con la presencia de otros pueblos germánicos como los rugios y los gépidos. La zona inicial se sitúa en las márgenes del Vístula, que coincide con la entidad política que las fuentes romnas asocian a los gutones, además de afirmación de Jordanes sobre la estancia de los godos en la desembocadura del Vistula. Estos restos arqueológicos se conocen como cultura godo-gepida. Esta cultura fue extendiéndose hasta alcanzar el mar Negro.

La cultura de Cernjahov-Sintana de Mueres
Esta ampliamente documentada por los yacimientos arqueológicos que se han encontrado en Ucrania, datados en el siglo III y pertenecientes a la federación goda fundada por el rey Hermenerico (250 al 410 d. C.). Se expandirá hasta la actual Rumania. La cultura de Cernjahov se sitúa en la costa del mar Negro, entre las desembocaduras de los ríos Danubio y el Don. La necrópolis que da nombre  a la cultura se encuentra en la cuenca media del Don, fue descubierta en 1899. Para Bierbauer, la expansión de la cultura de Cernjahov desde Ucrania a Rumania para formar la cultura de Sintana de Mures. Es un dato a tener en cuenta para datar el inicio de la división de los godos, en tervingios y greutungos, alrededor del 291 d. C. La presencia de elementos materiales típicos de la cultura de Wielbark asociados a los godos en los yacimientos de la cultura de Cernjahov, permite confirmar la filiación de esta última respecto a la primera. Es interesante destacar que también aparecen elementos materiales de culturas iranias, lo cual refuerza los datos aportados por otras fuentes sobre las relaciones de los godos con los pueblos escitas y  los sármatas. La ausencia de armas en las necrópolis visigodas en Hispania es una constante, lo cual coincide con las necrópolis asociadas a los godos en estas culturas. La desaparición de estas comunidades coincide con la llegada de los hunos.

Las etnogénesis de los godos entre el Danubio y en la Gallia (356 al 410)
Entre los años 364 al 375 los romanos realizaron importantes obras en el limes del Danubio, creando una barrera defensiva en profundidad, formada por tres líneas defensivas. Valente I negoción con los godos, conocedor que estos eran el pueblo más fuerte y que lideraban al resto de bárbaros. Las invasiones a la provincia de Tracia de Atanarico demostraban la capacidad guerrera de esta nación. Ammianus Marcellinus titula de iudex de los tervingos a Atanarico, lo cual no es sorprendente, pues titularlo de rey implicaría reconocerle mayor poder. Según Ammianus, Valente I derrotó tres veces al iudex Atanario entre los años 367-369, concediéndole los romanos tierras y tributos. Esto parece sorprendente, que los romanos a un enemigo vencido tres veces en batalla campal, le concedan tales condiciones.

La llegada de los hunos hace que los godos (tervingos y greutungos) se instalen  en las provincias de Tracia, Moesia y Dacia, con el permiso del emperador. Los conflictos que se generaran entre los godos y los magistrados provinciales llevarán a la mayor derrota del ejército Imperial. Dos tercios de las fuerzas del Imperio Oriental serán destruidas en una sola batalla, falleciendo el emperador Valente I. En esta batalla los tervingos de Fritigerno y los greutungos de Safrax y Alateo derrotaron unidos a los romanos. Bajo el liderazgo de Alarico I, los visigodos dan un importante paso en su etnogénsis, integrando a los tervingos, con importante grupos de greutungos que se le fueron uniendo desde que cruzaron el Danubio y por último después de la derrota de lo greutungos de Radagaiso. En las Galias y en Hispania integrarán a parte de la élites terratenientes romanas. Esto se realizará a través de matrimonios mixtos, como el del rey visigodo de origen ostrogodo Teudis que se casó con una mujer procedente de una rica familia hispanorromana, la cual le aporto riqueza y una amplia clientela. Influyentes clérigos, como Isidoro de Sevilla, hijo de una terrateniente hispanorromano y una goda de alto linaje.

Los matrimonios mixtos[5] fueron prohibidos por la legislación romana de Valentiniano  y de Valente I del año 373, por la que se castigaba con la pena capital a cualquier provincial que tomase por esposo o esposa a una bárbara. La Lex Romano Visigothorum de Alarico II del 506, hace suya esta norma romana, de la cual no se conoce que se llegase realmente a aplicar. La disposición del rey Leovilgildo LV 3.1.1. Establece: Que esté permitida la unión matrimonial tanto de un godo con de una romana, como de un romano con una goda.

Con la conversión de Recaredo, tanto los hispanorromanos como los godos eran súbditos del rey visigodo en igualdad de condiciones y miembros de la misma patria, como se cita en los Concilios de Toledo. Citando a José Orlandis[6]
“La política confesional del rey Leovigildo rompió abiertamente con el tradicional esquema dualista de godos arrianos frente a hispano-romanos católicos. Dentro de un marco más amplio de un gran proyecto unificador destinado a terminar con las tradicionales barreras existentes en la población de su reino [...] la consecución de la unidad religiosa habría de contribuir decisivamente a la integración de todos los súbditos —godos y romanos— en una única gens gothorum, entendida en un sentido totalmente limpio de cualquier connotación de exclusivismo racial”.

Para ser elegible como rey de los visigodos solo se exigía
ser hijo de godo o goda, con lo cual los descendientes de 
matrimonios mixtos eran a todos los efectos godos, 
quedando todos los hispanorromanos en la nación visigoda.
Como ejemplo tenemos al rey Ervigio, hijo del bizantino 
Ardabasto y una sobrina de Chindasvinto













[1] Seguimos el artículo de Fernando Carlos Ruchesi, Identidad y Etnogénesis: Una Aproximación a la problemática de los Bárbaros en la Antigüedad Tardía. CONICET, Universidad Nacional del Noroeste.
[2]Jorge López Quiroga, La presencia “Germánica” en la Hispania del siglo V d. C. Arqueología y Procesos de Etnogénesis en la Península Ibérica, CuPAUAM 30, 2004, pp. 213-223.
[3] Concepto en el cual se fundamenta de la Hidalguía, como se puede leer la obra Memorial de la Casa de Lemavia,  Tomo I, 2º Edición 2011, New York.
[4] Jorge López Quiroga, Gentes Barbarae. Los Bárbaros entre el Mito y la Realidad. Antigüedad y Cristianismo, XXV, 2008. Universidad de Murcia.
[5] María R. Valverde, El Reino Visigodo de Toledo y los Matrimonios Mixtos entre Godos y Romanos, Gerion, Volumen 20, Núm 1 (2002):511-527.
[6] José Orlandis, La Doble Conversión de los Pueblos Germánicos Siglos V al VIII. Anuario de la Historia de la Iglesia, nº 9, 2000, pág 69 a 84. Universidad de Navarra.
7.Adrianópolis, la Mayor Derrota del Imperio Romano

En el año 364 Valentiniano delegó el gobierno de Oriente en su hermano Valente. Valentiniano se centró en sofocar varios levantamientos en África y Britania. En Treveris estableció su estado mayor, supervisando la mejora de las defensas del lines. Solicitó a los burgundios ayuda militar contra los francos, alamanes y sajones. La situación demográfica era  desesperanzadora, las levas no llegaban para cubrir las bajas y las necesidades de formar nuevas legiones eran acuciantes, pues continuamente se producían rebeliones de altos magistrados y los germanos no paraban de acosar el limes. Para aliviar la presión estableció a los burgundios en el valle del Po.

El historiador romano Amiano, militar que sirvió en el limes, diferenciaba a los godos en dos confederaciones: los tervingios y los greutungos. Los tervingios procedían del territorio situado entre los ríos Dniéster y el Don, mientras los greutungos procedían de las llanuras más allá del río Don. Ya en el tiempo del emperador Constantino los godos lanzaron incursiones en territorio romano, como las descritas por el historiador Zósimo (II, 21) en Panonia, lideradas por el jefe godo Rausimodo. Eran incursiones de pillaje, realizadas por contingentes pequeños de guerreros sin sus familias. En el año 369, el jefe godo Atanarico firmó un tratado con el emperador Valentiniano que permitió a su grupo establecerse en Tracia. Amiano (27,5, 6-7 y 31, 3,4) designa a Atanarico el título de magistrado y jefe tervingio, por lo que se ha pensado que era el líder de un grupo numeroso e importante de visigodos. Atanarico había prometido a su padre no poner el pie en territorio romano, por lo que se firmó el acuerdo en una barca en medio del Danubio. Atanarico había apoyado a Procopio en su candidatura a emperador, tras la muerte de Juliano II. Se sabe que el padre de Atanarico había sido rehén de los romanos en Constantinopla. En aquellos momentos la agresividad y fanatismo de los predicadores cristianos hacia los cultos paganos se tradujeron en la destrucción de templos paganos de los visigodos, razón por la cual Atanarico tuvo que expulsar a los clérigos cristianos del territorio visigodo.

Los historiadores romanos Amiano y Zósimo nos dicen que los godos se concentraron con sus mujeres, hijos, ganado, carretas y enseres en las márgenes del Danubio. Los romanos facilitaron pocas barcas por lo que muchas naufragaron por exceso de carga, ahogándose muchos godos por la fuerte corriente del Danubio, lo que provocó júbilo entre los soldados romanos que custodiaban la entrada de los godos en Moesia Inferior.

Isidoro en su Historia de los Godos dice que Atanarico fue el primer líder de los godos, dividiéndose la nación de los tervingios en dos grupos liderados por Fritigerno y Atanarico. Entre ambos líderes hubo conflictos. La llegada de continuas oleadas de godos dirigidos por los jefes Alateo y Safrax a las márgenes del Danubio, empujados por los hunos, aumentó la tensión al tener que repartir  los escasos recursos del territorio. Amiano (IV, 20, 6-7) nos dice que el pacto firmado entre el emperador Valente y Fritigerno incluía la entrega de las armas que poseían los guerreros godos, lo cual era algo deshonroso, pues las espadas pasaban de padres a hijos y eran sagradas. Se estima que cruzaron el Danubio unos 200.000 godos. Los generales romanos Lupicino y Máximo decidieron sacar beneficios personales vendiendo la carne a precios desorbitados, la crueldad llegó hasta vender carne de perros a cambio de la esclavitud de niños. La desesperación de los godos ante la hambruna que mataba a los más débiles, las vejaciones cometidas por los legionarios y el incumplimiento total de los acuerdos firmados con el emperador condujo a los godos a preparar un plan para recuperar la libertad perdida.

Los romanos se percataron de la tensión reinante y como los godos dejaban de ser sumisos ante las bravuconadas de los legionarios. Los godos comenzaron a rearmarse, escondiendo las pocas armas que conseguían a la espera del momento idóneo para iniciar el levantamiento. Por este motivo los romanos invitaron a Alavivo y Fritigerno a un banquete para reconducir la situación. Los jefes godos asistieron, pero intuyeron que los romanos buscaban asesinarlos para dejar al pueblo godo sin dirigentes, por lo que asistieron portando armas ocultas. Tanto Amiano (31, 5-10) como Jordanes en su Gética (134-136) narran el intento de asesinato de los jefes godos por parte de generales romanos. Después de salvar sus vidas Alavivo y Fritigerno dieron suelta a la furia gótica, iniciando un festín de sangre y vísceras que cogió desprevenidos a los guardianes romanos, más acostumbrados a abusar de las mujeres y de los ancianos que a combatir con guerreros. A pesar de la diferencia de armamento, pues los godos solo disponía de unas pocas espadas y cuchillos, mientras que los legionarios disponían de todo su equipamiento reglamentario, el dolor, la desesperación y el hambre generaron tal furia en los godos que masacraron a los legionarios haciéndose con sus armas.

Según nos relata Zósimo (IV, 20, 3-4) los soldados romanos abusaron de las mujeres y de los niños sexualmente, lo cual era algo abominable para cualquier pueblo, por muy bárbaro que fuese, unido a la falta de alimentos, los precios excesivos por cualquier artículo que necesitasen los godos y el desprecio que los romanos sentían por los godos. Todo esto llevó a un pueblo que solo buscaba vivir en paz, en una provincia poco poblada como era Moesia, a alzarse contra el Imperio Romano, al cual querían defender y servir.
Los tervingos dirigidos por Fritigerno y Alavivo  se dirigieron hacia Tracia, mientras los greutungos capitaneados por Alateo y Safrax hacia Panonia.

El emperador Valentiniano falleció en medio de su campaña contra los cuados en el Danubio. El rey cuado Gabino falleció en un banquete durante las negociaciones de paz. La embajada de los suevos presentó acusaciones al romano que este calificó de insolentes, ocasionándole un posible ictus cerebral, falleciendo en Brigetio (Hungria) en el año 375 según relata Zósimo (IV, 17,2). Es de suponer que las condiciones presentadas por los suevos debían ser inaceptables para un Imperio que no tenía recursos para enfrentarse a todos los bárbaros. Valente asumió en gobierno de todo el Imperio, como su heredero, depositando el mando militar en el franco Merobaudes.
Valente inició su marcha desde la ciudad de Marcianopolis, los godos hábilmente no buscaban un enfrentamiento inicial, limitándose a hostigar el avance de las legiones romanas con ataques furtivos. A fin de elevar la moral de sus tropas, el emperador decidió premiar a cada legionario que cortase la cabeza de un godo con unas monedas de oro. Esta recompensa generó una cacería, arriesgándose los legionarios a penetrar en los pantanos y espesos bosque para cazar y degollar a los godos. No encontraron muchos guerreros godos, pero si les fue fácil localizar a las mujeres, niños y ancianos godos, entre los cuales cometieron una gran matanza. Los godos solicitaron iniciar conversaciones de paz al emperador. Pero en la mente de Valente reinaba el deseo de exterminar a los godos, para ello había reunido el mayor ejército romano desde Trajano, con la gloria de la victoria asentaría la dinastía que había iniciado su hermano Valentiniano.

La batalla de Adrianópolis tuvo lugar el 9 de agoste del año 378 de la era común, en la llanura que se sitúa al noroeste de la ciudad de Adrianópolis (actual Edirne, el a Europa ocupada por el estado Turco). Fue la mayor derrota de los romanos desde la batalla de Cannas y e final de las tácticas legionarias, a partir de esta batalla, los ejércitos romanos centraron sus tácticas en el poder de la caballería y en el uso de pequeñas unidades de infantería como los comitatenses.

Las fuentes romanas, Amiano Marcelo y Orosio, dieron una importancia crucial a esta batalla, percatándose que en ella se rompió la columna vertebral del ejército romano, perdiéndose legionarios y equipamiento que Roma ya no podría volver a poner en pie en los  futuros campos de batalla.

El alzamiento de Fritigerno (Frithugarnis, el que desea la paz), sorprendió a Valente en Antioquía preparando una nueva campaña contra los persas, la cual no habría sido necesaria si no los cristianos no hubiesen asesinado al gran emperador y filósofo Jualiano II, el Pagano. Por este motivo se había congregado uno de los mayores ejércitos de la historia del Imperio. Valente, en vez de negociar  una paz con los godos y haberlos utilizado en su campaña contra los persas como tropas auxiliares, decidió debilitar la defensa de las ricas provincias de Siria y Egipto y emprender una campaña innecesaria contra los godos, pues la supervivencia del Imperio pasaba por el entendimiento con los godos y el resto de naciones germánicas.

Valente instaló su cuartel general en Adrianópolis, guardando en la ciudad el tesoro para pagar la campaña. La infantería romana estaba formada por siete legiones veteranas de palatinae, la élite del ejército romano, apoyadas por 21 auxilia (auxilia palatinae y otros auxilia). Como tropas de refuerzo contaba con 28.000 auxilia ligeros. La suma de los efectivos de la infantería romana era proverbial: 35.000 legionarios +21.000 auxilia palatinae + 28.000 auxilia ligeros = 84.000 soldados. De los cuales 56.000 eran tropas de primera calidad, lo más escogido del Imperio. La caballería en el ejército romano clásico jugó siempre un papel secundario, pero en esta ocasión los romanos pusieron en juego una poderosa caballería formada por 1.500 jinetes de la Schola palatinae (la guardia del emperador), 1.000 jinetes équites palatinae (tropas de élite) y 500 equites comitatenses (tropas de batalla que incluían caballería árabe y arqueros a caballo). En total 3.000 jinetes escogidos.

Este contingente no estaba pensado para ir contra los godos, sino contra el Imperio Persa Sasánida, un estado que rivalizaba en poder y prestigio con el Imperio Romano; ambas eran las superpotencias de la época. Por este motivo es aun más sorprendente que los godos, mal armados, hambrientos y llevando consigo a sus mujeres e hijos pudieran derrotar un ejército diseñado para dominar el Imperio Persa Sasánida.

Hay que mencionar que la calidad del material y la instrucción habían disminuido en comparación con la de siglos anteriores, lo cual es lógico, por la dificultad de equipar a casi 90.000 soldados destinados a enfrentarse en Mesopotamia en una larga campaña. Las tropas de infantería pesada sustituyeron la armadura de placas (loriga segmentada) por la cota de malla, menos efectiva, que hasta este momento la llevaban las tropas auxiliares. Debemos también decir que entre los godos y en general los germanos usaban la cota de malla solo los guerreros de más estatus económico, por su elevado coste. El gladius, la espada reglamentaria, había sido sustituido por la espada más larga spartha, el pilum había caído en desuso. Algunos escuadrones de caballería utilizaban por influencia germánica una lanza larga. El scutum, rectangular había sido reemplazado, muchos legionarios fueron a la batalla con un escudo redondo a imitación del bárbaro. El cambió de equipamiento tenía una implicación más grave que la disminución de la combatividad del legionario individual, las tácticas legionarias no podían ser aplicadas con la misma eficacia que en la épocas anteriores, las tácticas fundadas en formaciones cerradas y compactas protegidas por el scutum no serían eficaces. La falta del pilum disminuiría el combate a corta distancia, en un momento clave para romper la cohesión y el espíritu ofensivo de los godos. Una vez rota la formación, los legionarios en el combate cuerpo a cuerpo no dispondrían de la ventaja defensiva que otorga la armadura de placas ni el casco. Se podría concluir que el equipamiento y las tácticas romanas se habían barbarizado.
Para aumentar aún más sus efectivos, Valente I, le había pedido a su sobrino el emperador de Occidente, Graciano el Joven, que le enviase refuerzos. Graciano accedió y reunió un ejército para reunirse con su tío.
Los godos habían improvisado un armamento basado en armas arrojadizas: las jabalinas, arcos (muy usados por los visigodos), hondas, hachas, franciscas, lanzas; el armamento defensivo: yelmos, lorigas, zaba; armamento ofensivo: espadas de dos filos anchas y aguzadas, para los infantes la hoja era más ancha y para los jinetes la hoja era más larga, puñales largos (de 30 a 50 cm, llamados sckrama), porras (aclide).

Valente, ante lo inminente del enfrentamiento dejó la impedimenta y demás pertrechos, con las insignias imperiales en Adrianopolis o en sus proximidades. El grueso del ejército marchó al noreste, hasta que divisaron en una llanura el campamento godo, a las dos de la tarde. Según los ojeadores romanos, los godos estaban desprevenidos y no habían colocado centinelas. ¿Por qué motivo no posicionaron los godos centinelas? Por la narración de las fuentes romanas, los godos estaban acampados en una llanura lo suficientemente amplia para que dos grandes ejércitos se desplegasen, lo lógico sería colocar centinelas para localizar la aproximación de las fuerzas romanas y no ser sorprendidos con las tropas desorganizadas. ¿No buscarían los godos provocar un ataque romana apresurado? Más bien parece esto segundo.

 Los godos habían colocado sus carros vacios formando una muralla (laager). Las tropas del emperador Graciano aun estaban lejos, por lo cual no era el momento de atacar. El emperador Valente convocó a su estado mayor, para dilucidar la conveniencia de un ataque inmediato o esperar a las tropas del emperador Graciano. Los generales Ricimero y Victor proponen a Valente esperar a las tropas de Graciano, con las cuales la superioridad numérica aun sería más aplastante. El general Sebastián era partidario de un ataque inmediato, aprovechando que los godos estaban desprevenidos. Valente I tomó, posiblemente la peor opción, la intermedia. Las tropas romanas avanzaron en línea con la infantería pesada en el centro, apoyada por las tropas auxiliares. La caballería se desplego en los flancos. Valente I se situó detrás de la infantería con su guardia personal. Cuando los godos vieron las fuerzas romanas avanzar en formación de combate; Fritigerno envió emisarios para negociar, posiblemente solicitó entablar negociaciones para ganar tiempo y que la caballería ostrogoda de Safrax y Alateo pudiesen actuar.


Primera fase
En medio de las conversaciones los tribunos Cassio y Bacurio de Iberia inician el ataque de las tropas auxiliares, avanzando rápidamente hacia el campamento visigodo, mientras que el grueso de la infantería romana permanecía en sus posiciones. La caballería ataca el flanco izquierdo, apoyando a la infantería auxiliar. Los godos rechazan sin dificultad a los auxiliares, retrocediendo en desorden y de forma vergonzosa los romanos hacia sus posiciones iniciales. ¿Por qué los romanos iniciaron el ataque con las fuerzas auxiliares solo por el flanco izquierdo? Claramente estas eran  tropas de menor calidad que los palatinae o los auxilia palatinae. La razón puede residir en la falta de liderazgo de Valente I; iniciar el ataque con las tropas más débiles por un solo de los flancos, implica jugarse poco, teóricamente no arriesgaba tanto como un ataque por el centro liderado por el grueso de sus legiones. El ataque de los auxiliares solo podría tener éxito si los godos fuesen poco numerosos o guerreros sin experiencia.

Segunda Fase
Fritigerno, ante la actitud traicionera de los romanos da por finalizada las conversaciones, ordena el ataque generalizado a todas sus fuerzas. En este momento la caballería ostrogoda de Alateo y Safrax entran en acción y se enfrentan a la caballería que les ataca desde el flanco izquierdo romano. La caballería romana sufre fuertes pérdidas, retirándose en desorden. La infantería goda avanza buscando un contacto completo. Al llegar a pocos metros del grueso de las legiones romanas, los godos lanzaron sus armas arrojadizas, causando mujas bajas entre los romanos. Se produce el contacto entre las vanguardias, aguantado los romanos la presión de la infantería goda.

Tercera Fase
En el franco derecho las fuerzas de caballería e infantería combaten con furia, sin que ninguno de los dos bandos rompa la cohesión del otro. La caballería romana del flanco izquierdo se reorganiza y lanza un ataque contra la caballería ostrogoda. Este ataque sorprende a los godos. Los romanos en su ímpetu alcanzan la línea de carros de los godos, detrás de la cual están sus familias, si los romanos rompen esta las formaciones de godos que están delante de los carros ganarán la batalla, pues entre los godos se podría generar el pánico y la batalla terminaría con la aniquilación completa de la nación visigoda. La llegada de refuerzos de caballería goda y le agotamiento de la caballería romana del lado izquierdo, la cual no recibe apoyo en el momento crucial, hace que la caballería romana pierda empuje. Fritigerno en persona, con infantería goda que estaba posicionada dentro de la muralla de carros llega a socorrer el flanco izquierdo. La caballería romana, superada en número se retira prácticamente aniquilada a sus posiciones iniciales.

Cuarta Fase
La infantería romana del flanco izquierdo se preparaba para recibir el golpe de la caballería goda y de la infantería al mando de Fritigerno. La situación era muy difícil para el ala izquierda del ejército romano al mando del general Trajano, pues los auxiliares habían sido derrotados en su ataque inicial y ahora recibían el golpe de unas furiosas caballería e infantería que vislumbraban la venganza a tantos atropellos romanos. Algunas unidades romanas aprovecharon para huir, mientras la gran mayoría era cercada por la caballería Aleteo y Safrax reforzada por infantería goda. La desesperación entre las unidades romanas cercaras aumento su valor, muriendo cohortes enteras ante la furia gótica. El campo estaba encharcado de sangre y las vísceras y cuerpos destrozados dificultaban el avance de infantes y jinetes.

Final de la Batalla
En el lado derecho, detrás de la fuerza de caballería romana, el emperador Valente I intenta organizar un reducto de resistencia, decisión tan honrosa como ineficaz. Con el emperador se encuentran los generales Victor y Trajano. Un número considerable de romanos consiguen romper el cerco y huir, entorno a unos 20.000 supervivientes se retiran en desbandada hacia Andrinópolis. Como murió el emperador no está claro. Unas fuentes dicen que murió combatiendo como un soldado más, en cambio otras fuentes, dicen que fue herido y trasladado a una torre, donde un grupo de soldados resistía el cerco de los visigodos. Al no rendirse fue incendiada, muriendo con ellos Valente I.
Los romanos supervivientes huyeron en desbandada hasta Adrianopólis. Las autoridades de la ciudad no permitieron la entrada de los soldados dentro de las murallas, decisión que ayudó en la defensa de la plaza. Los magistrados comunicaron a los jefes militares que la entrada de las tropas derrotadas en la ciudad causaría graves desordenes e inseguridad. Se ordenó que los legionarios levantasen barricadas en todo el perímetro de las murallas. Los visigodos no disponían maquinaria como catapultas, arrietes, torres de asalto ni mucho menos los conocimientos para hacer túneles que socavaran los cimientos de las murallas. El asalto de una ciudad bien amurallada como era Adrianópolis, deberían confiarlo en las escalas para franquear los altos muros. La creación de las barricadas, guarnecidas con 20.000 legionarios que no tenían posibilidad de huida, dificultaba mucho el acercamiento a las murallas. Pronto se dieron cuenta los defensores que los godos no disponían de flechas, que debían recogerlas de los cadáveres. Después de varios intentos de asalto, con importantes pérdidas, los godos decidieron retirarse, quedando todo el tesoro imperial a salvo en Adrianópolis.
Ante la necesidad de restablecer lo antes posible el liderazgo en el Imperio Oriental, el emperador Graciano nombró al general hispano Teodosio gobernador de Oriente, siendo coronado posteriormente como emperador en el año 379.
Se produjo en aquellos años la sublevación del senador pagano Eugenio, apoyado por el general Arbogasto, lo cual no nos debe extrañar, pues el senado romano hasta el final de sus días fue mayoritariamente pagano, como era de esperar de una institución que hundía sus raíces en las tradiciones ancestrales del pueblo romano. Para derrotar esta sublevación y las siguientes, el emperador Teodosio contó con los generales bárbaros Gaínas, Saúl y con importantes contingentes de godos, los cuales fueron obligados a luchar en primera línea, con cuantiosas bajas, este maltrato y el dolor de ver a tantos godos morir por una Roma que los despreciaba marcó al joven Alarico, del linaje de los Baltos y nuevo líder de la nación visigoda. Había sido coronado rex gothorum, con la anuencia de Estilicón.
En la sangrienta batalla a orillas del río Frígidus, afluente del Isonzo, en las proximidades de Wipbach, el 6 de septiembre del año 394, según relata Orosio (VII, 35,19), los visigodos de Alarico derrotaron a los rebeldes, a costa de un número altísimo de muertos y heridos. Estaba clara la estrategia de los romanos, emplear a los visigodos como aliados para derrotar a sus aliados y de paso hacer que los visigodos desapareciesen a causa de las bajas que sufrían en cada batalla. Alarico había llegado a importantes pactos con los romanos a través de Estilicón, para garantizar el asentamiento de los visigodos dentro de los limes, asegurándose el reparto de tierras para que el pueblo visigodo pudiese cultivar los campos y vivir en paz. Estilicón era el general más poderoso, el hombre que gobernaba realmente el Imperio durante los mandatos de Graciano y Teodosio y en este momento gobernaba en nombre de Honorio, en virtud de su minoría de edad. Estilicón representaba en estos momentos la única posibilidad de supervivencia del Imperio Romano. Como la mayoría de los mejores generales romanos del momento, era de origen germano, de la tribu de los vándalos y su madre una romana de clase alta.

La influencia del Estilicón se extendía por todo el Imperio Romano, pero en Oriente le surgió un rival en el eunuco Rufino que gobernaba en nombre de Arcadio, también menor de edad. Estilicón había prometido a Alarico ser magister militum del Ilírico, la zona de paso entre occidente y oriente. Alarico no sabía que era una de las provincias más pobres del Imperio. Al aspirar a ser nombrado magiter militum, Alarico debería además obtener la ciudadanía romana, con la que podría ser nombrado magistrado, casarse legalmente, poseer tierras, testar, heredar y tener el amparo de las leyes romanas. Después de mucho esperar, viendo que todas las promesas romanas se incumplían, Alarico y sus tervingos decidieron presionar al Imperio, avanzaron hacia Macedonia, atravesaron Tesalia cruzando el desfiladero de las Termópilas, llegando al corazón de Ática. Comenzó sus asaltos tomando el puerto del Pireo, con lo que Atenas estaba a su merced, continuó conquistando varias ciudades del Peloponeso, como Corinto o Esparta. Consiguió un gran botín. Los atenienses desesperados ante la falta de acción del emperador, pidieron protección a sus antiguos dioses, paseando en procesión a Atenea y a Aquiles. Alarico, mostrando el respeto que todo europeo debe tener por los Dioses ancestrales, perdonó a los atenienses, librándoles de un feroz saqueo. En compensación los atenienses agasajaron a los visigodos con un banquete.

Alarico abandonó Grecia ante la acción naval del Estilicón, retirándose en buen orden con todo su botín y su ejército de tervingos intacto. Según el historiador Zósimo, la molice de Estilicón y sus soldados causaron más calamidades a los griegos que las tropas tervingas.
En el año 401, Alarico, el rey de los visigodos decide llevar las reclamaciones de su pueblo a la propia corte Imperial de Rávena. Con anterioridad, Alarico había intentado negociar la concesión de tierras para los visigodos y un estipendio anual en oro, para el pago de los guerreros visigodos. El general Estilicón derrotó a los visigodos en Polentia, apoderándose del tesoro visigodo y de parte de la familia de Alarico. Un año después vuelven a enfrentarse en Verona, llegándose a un acuerdo por el cual se le concedían nuevas tierras a los visigodos en Dalmacia y Panonia, a los que se sumaba la magistratura de master militum del Ilírico y 4.000 libras de oro, sancionando el acuerdo el Senado de Roma. Los historiadores romanos dicen que Estilicón venció a los visigodos dos veces, pero Roma nunca hacía concesiones a las naciones derrotadas, por este motivo creemos que la propaganda Imperial exageró su triunfo. La situación se volvía peligrosa para Roma, habían atravesado el Danubio entre 200.000 a 400.000 greutungos al mando del líder greutingo Radagaiso, como nos narran en sus crónicas los historiadores Orosio (VII, 37-4) y Zósimo (V, 26,3). Este poderoso ejército-nación  avanzó con paso firme hacia Roma, siendo vencidos por el gran general vándalo-romano en las proximidades de Florencia en el año 406. Su jefe fue ejecutado y los greutungos tuvieron que alistarse en el ejército romano o aceptar la esclavitud. Estilicón contó con los tervingos de Alarico, es posible que tervingos tuviesen viejas disputas con sus hermanos greutungos, al ser expulsados de sus asentamientos en tiempos de Atanarico por los greutungos de Radagaiso. Fue tal el peligro que se cernió sobre la Roma milenaria, que los historiadores romanos narraron los hechos como si el mismísimo Anticristo se hubiese encarnado en el heroico Radagaiso. Orosio (VII, 37, 4-12), nos dice:

Radagaiso, el más cruel con mucho de todos los enemigos antiguos y presentes, invadió toda Italia en un repentino ataque. Dicen, en efecto, que formaban parte de su pueblo más de 200.000 godos. Este aparte de esta increíble multitud y su indómito valor era pagano y escita, y como es costumbre en los pueblos bárbaros de esta raza, había prometido ofrecer a sus dioses toda la sangre romana. Pues bien, cuando amenazaba ya las murallas romanas, se produjo en la ciudad un gran revuelo de todos los paganos: decían que el enemigo era enormemente poderoso, ciertamente por su número de tropas, pero sobre todo porque era ayudado por sus dioses: que Roma, sin embargo, estaba abandonada y a punto de morir, por cuanto había perdido a sus dioses y sus ritos sagrados[1]

Orosio, a pesar de su visión apocalíptica, decía una gran verdad, Roma seguía siendo pagana, a pesar de la violencia con que la Iglesia Católica perseguía a los paganos, auténticos mártires de la intolerancia del dios único. Los romanos esperaban volver a sus cultos, librarse de la idolatría cristiana, viviendo en paz, dentro de las tradiciones de sus mayores, las cuales habían hecho a Roma, la capital europea de la tolerancia religiosa. El Panteón, construido por el emperador Adriano, nos muestra el grado de tolerancia que el paganismo romano mostraba hacia todos los cultos; todos los dioses tenían cabida en él, hasta el mismo Yahvé. No debemos olvidar los 1500 años de persecución y ostracismo del paganismo por el poder católico (que no es de este mundo como bien dijo Jeshua, pues procede del mal). Solo se mitigaron un poco con la desaparición de la Santa Inquisición durante el reinado de Isabel II en 1834, pero hasta la constitución de 1978, todo español era católico por obligación, no existiendo libertad religiosa.

El 31 de diciembre del 406, aprovechando la festividad pagana y cristiana, nuevas oleadas de vándalos, suevos, alanos y burdíngos traspasaron el Rhin, que estaba helado, a la altura de la ciudad de Maguncia, ciudad que defendida por tropas francas foedus de Roma. Atacaron las ciudades de Estrasburgo, Worms, Metz, Orleans, Tours y Budeos. Una parte de ellos llegó a Hispania. El levantamiento de Constantino III, al frente de la prefectura de las Galias, privó a Honorio del control de Britania, las Galias e Hispania. En esta situación tan delicada Honorio, mal aconsejado por su corte permite el apresamiento y ejecución del general Estilicón, el único con capacidad y autoridad suficiente para hacer frente a la entrada de los germanos en las Galias e Hispania. Zósimo (V, 32-33) nos dice que la muerte del gran general Estilicón se produjo en el año 408. Estilicón en el momento de su apresamiento poseía un poder inmenso, había sido preceptor de Honorio y sus hermanos y estaba casado con la sobrina del emperador Teodosio. Si todo esto era poco, había emparentado más aun con la familia imperial al casar a sus dos hijas con los emperadores de occidente y oriente, Honorio y Arcadio. Muchos en la corte imperial esperaban el momento adecuado para eliminar a Estilicón, entre los conspiradores estaba el conde Olimpiodoro y el general de origen bárbaro Saro. El fallecimiento de Arcadio, dejando a su hijo y heredero aún en la infancia, el que llegaría a ser Teodosio II, generó una pugna por hacerse con la regencia, la cual fue reclamada por Honorio. Se acusó a Estilicón de intentar poner en el trono de oriente a su hijo Euquerio, prometido con Gala Placidia, tía del pequeño Teodosio. Con la muerte de Estilicón, se alentó desde el poder a que los romanos matasen a todos los godos que vivían en las ciudades del imperio o en los campos. Los godos que escaparon a la masacre se unieron a las tropas de tervingos de Alarico, el cual había sido declarado fuera de la ley. No quedaba otra opción, que dirigirse a Roma para hacer que el Senado y Honorio cumplieran los acuerdos firmados y por los cuales los godos habían derramado tanta sangre al servicio del Imperio.






[1] Rosa Sanz, Historia de los Godos, Una Epopeya Histórica de Escandinavia a Toledo, La Esfera de los Libros, Madrid 2009. Página 118.