Los Nueve
Pilares del Ásatrú
El Odinismo como religión neopagana
pretende la reconstrucción de la espiritualidad de los pueblos germánicos. Han
pasado muchos siglos desde que los últimos grupos paganos escandinavos fueron
convertidos a la fuerza al cristianismo, por este motivo el regreso a esta
espiritualidad no es inmediato ni sencillo. A través del estudio de las fuentes
de la mitología, del derecho, de la sociedad, de la familia, etc., se puede
reconstruir como era la religiosidad nórdica y desde esta reconstrucción adaptarla
a nuestros días. Son posibles muchas reconstrucciones, como sin duda hubo
infinidad de Odinismos en el pasado; teniendo en cuenta la gran variedad de
confederaciones germánicas (godos, francos, suevos, sajones, anglos, vándalos,
burgundios, etc.) que existieron a lo largo de los siglos. Cada confederación a
su vez se dividía en varias tribus y éstas en a su vez en sippes (kindred), con
su variantes religiosas.
El Odinismo, como cualquier religión
debe tener un conjunto de principios fundamentales que lo caractericen frente a
otras religiones, guiando a sus fieles en su crecimiento y dando uniformidad a
los cultos y rituales. En este artículo vamos a presentar esquemáticamente para
su debate y reflexión, los que consideramos Los Nueve Pilares del Odinismo.
1.
Politeísta: el Odinismo es
una religión politeísta. La diferencia frente a los monoteísmos no radica en el
indeterminado número de dioses, sino en la ontología de la divinidad. Los
dioses germánicos y por ende los indoeuropeos, son entidades superiores al ser
humano, pero no son omnipotentes, ni omniscientes, ni inmutables, ni eternas,
etc. Los dioses ante todo representan para el hombre un camino de
autorrealización. El odinista busca realizar la divinidad que lleva en su
interior siguiendo el camino de los héroes, alcanzado la apoteosis y de esta
forma transmutando su ser humano en divino. Los dioses a su vez se dividen en
muchas tribus: Aesir, Vanir, Elfos, etc., con funciones cósmicas diferentes. Un
dios es una entidad poliédrica, manifestado una fuerza distinta en cada
dimensión de la realidad: física, psicológica, genética, histórica, etc. Al
hablar de los dioses, muchas veces empleamos analogías, esta forma de hablar
presenta la ventaja de la sencillez, pero al mismo tiempo emplea conceptos
externos que no permiten una mayor profundización en la naturaleza del ser
divino. Desde el punto de vista filosófico empleamos un metalenguaje para
explicar las realidades divinas. Como ejemplo, podemos asimilar los dioses a
las fuerzas de la naturaleza: la fuerza nuclear fuerte, la fuerza nuclear débil, el electromagnetismo
y la fuerza gravitatoria. Cada una rige un conjunto de fenómenos físicos e
interactúan cuando convergen en una partícula o punto, siguiendo unas leyes.
Platón, que era politeísta y fundó su Academia como una institución religiosa,
concebía el Universo como una realidad viviente, con su cuerpo material y su
alma cósmica. Esta última tenía consciencia de su existencia, poseía una mente.
De aquí, podemos inferir que las fuerzas que rigen el Universo tienen cuerpo,
alma y mente, es decir son dioses. Esta es una interpretación posible, cada
odinista debe buscar la suya propia.
2.
No Dogmático: El Odinismo,
como todas las religiones indogermánicas es un camino espiritual personal. El
Odinismo no pretende crear una religión-estado, con un jefe de estado que ordena
a sus fieles mediante encíclicas de obligado cumplimiento bajo penas pecunias,
penales (incluida la pena de muerte) y el castigo eterno en el infierno. Las
barbaridades cometidas por las religiones abrahámicas son suficientemente
conocidas y por desgracia aun las sufre la humanidad. No tener dogmas no
significa que todo es posible en el Odinismo. Al contrario, el Odinismo se rige
por la tradición recogida en los textos que se han conservado y por el espíritu
que se manifiesta en los descendientes de los paganos germánicos. La genética
imprime carácter, un odinista siente las fuerzas de sus ancestros que le guían
en su actuar, generando una ética práctica. El Odinismo no necesita un decálogo
de hipocresías, que solo sirven para atemorizar al fiel, situándolo siempre en
el pecado, necesitado del perdón de un sacerdote (en muchos casos mucho más
pecador que el propio fiel) para volver a sentirse querido, por un dios al que
siempre mira con la cabeza baja y desde el miedo. El odinista ama a los dioses
y a las diosas desde la admiración, como hermanos mayores que han superado
vicisitudes en sus vidas, que han quedado reflejadas en mitos que nos guían en
nuestro periplo. Vivimos una sola vez, por este motivo nuestra vida es algo excepcional,
no podemos malgastarla con miedos y complejos, debemos vivirla conforme a lo
que somos, de forma heroica, dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos. No
hay mayor honor que el ser recordado por nuestros amigos y familiares. La fama
que buscaban los grandes héroes homéricos. El odinista no teme a nada, ni a los
mismos dioses, a los cuales se puede enfrentar si este es su destino.
3.
Sin Clase
Sacerdotal:
los pueblos germánicos no tuvieron una clase sacerdotal, el jefe de la sippe y
el padre de familia actuaban como sacerdotes. Si miramos a otros pueblos
indogermánicos, las estructuras sacerdotales eran sencillas, pues la falta de
textos sagrados y por lo tanto de unos dogmas revelados, impidió la formación
de estructuras sacerdotales poderosas. Como odinistas debemos mantener esta
tradición. No es fácil, el contagio con las religiones abrahámicas nos puede
arrastrar a crear estructuras clericales, con todos los vicios que de ellas se
derivan. El primero es el dogmatismo, que tanto daño ha causado a la sociedad,
el segundo es la generación de un negocio religioso, algo normal en la
mentalidad abrahámica, donde el acaparar oro es vital. El día que los godis
cobren por sus ritos, como los sacerdotes abrahámicos, habremos perdido sin
duda la pureza del rito y por lo tanto la conexión con los dioses. La limpia
intención, la espontaneidad, la naturalidad deben ser virtudes que guíen los
rituales odinistas. La profesionalización de los godis, si bien puede traer
consigo unos ritos más elaborados, pierde en profundidad espiritual, pues ya no
es uno más del pueblo quien conduce el ritual, es un funcionario al servicio de
una institución con intereses mundanos. Otra cosa es que los fieles que son
llamados por Odín, a conducir los rituales deben formarse en la espiritualidad
y la filosofía del Odinismo, pues todo don implica una responsabilidad con el
pueblo y una necesidad de realización en la persona, que si no es satisfecha
genera lagunas en su crecimiento espiritual. Hoy en día vemos como la formación
académica sufre una crisis que esta desembocando en un desprestigio social. El
Odinismo como institución debe facilitar la formación de sus fieles, desde una
perspectiva iniciática, donde el maestro guíe al neófito hacia su maestría,
generando una cadena de transmisión de conocimiento, que comenzó en Odín y
terminará en el Alfather.
4.
Étnico: el Odinismo es
una religión ligada a la familia, la sippe, la tribu, la nación. El Odinismo
nace desde unos presupuestos genéticos. Los genes nos guían. Cuando reconocemos
en nuestros hermanos conductas de nuestros padres, abuelos y antepasados, su
transmisión no solo es cultural, pues la cultura de nuestros mayores es
diferente a la nuestra. Cada pueblo es en sí mismo perfecto, por lo tanto debe
seguir la espiritualidad que sus genes marcan, para conseguir el mayor
desarrollo espiritual. La llegada de las religiones abrahámicas a Europa supuso
la imposición de paradigmas contra natura para el europeo. La edad media fue un
periodo en el que los pueblos europeos vivieron enfermos. Podemos comparar la
conversión forzada a las religiones abrahámicas a una infección por un virus,
estableciendo una analogía con sus fases. En este sentido durante la edad media
los pueblos europeos perdieron la capacidad de crear, de pensar, de imaginar, de
soñar. Vivian del recuerdo del mundo grecorromano, pues su espíritu estaba
amordazado por la moral abrahámica. Con el renacimiento, se perdió el miedo a
pensar fuera de lo permitido por la fe abrahámica. La ciencia se mostró
superior a la fe de un dios castrador. La genialidad de los griegos volvió a
brillar en los corazones y las mentes de los europeos. Se recuperó el
conocimiento matemático, la física volvió a cultivarse y con ella todas las
ciencias que durante la edad media estaban estancadas. El virus de Iahvé estaba
siendo vencido, el hombre volvía ser el centro del cosmos y la medida de todas
las cosas. En los siglos siguientes las naciones europeas llevaron la ciencia y
la civilización por los cinco continentes. El cristianismo seguía siendo la fe
mayoritaria, pero había sido marginada al área moral, era posible desarrollar
una ciencia y una tecnología independientes de la supervisión clerical. La fe
de Iahvé quedaba relegada al mundo de lo intangible. Lentamente la Inquisición
fue perdiendo fuerza hasta que los europeos comprendieron que era un
instrumento malvado. Si los pueblos europeos sufrieron más de diez siglos de
oscurantismo por la imposición de una religión exógena, ¿no deberían aprender
todos los pueblos del mundo que en sus religiosidades nativas se encuentra el
camino de realización personal y comunitaria? Por este motivo, el Odinismo es
bueno para las personas de genética germánica y será menos bueno para personas
de otras etnias. No se le prohíbe ser odinistas, simplemente nos apena que no encuentren
en sus raíces culturales su camino ancestral para ser ellos mismos, como
hicieron sus mayores paganos.
5.
Culto a los
Ancestros: por
más queridos que los aesir y lo vanir son nuestros ancestros, ellos nos
trasmitieron sus genes, nos instruyeron, nos dieron su cultura y nuestra
identidad. Por ellos trasmitimos a nuestros descendientes la llama de la
divinidad que ellos recibieron de los dioses. Nuestros antepasados son dioses,
en los cuales encontramos la sabiduría y la fuerza para afrontar el destino. La
estirpe, el linaje, la sippe, el kíndred, la gens, todos estos conceptos nos
hablan de una línea de sangre que se extiende desde la creación del hombre por los
dioses y no tendrá fin. Nuestros mayores antes de salir de casa se dirigían a
los Lares para pedirles protección en el mundo exterior. Al volver daban
gracias por regresar otra vez con los suyos. Alrededor del fuego se reunía la
familia y siempre tenía presente a los ancestros. Los agasajaban con pasteles,
bebidas, incienso y flores. A nuestros ancestros debemos dirigir oraciones,
plegarias, deseos, pensamientos. Ante ellos necesitamos abrir nuestros
corazones y mentes, pues en ellos tenemos no solo unos padres biológicos, sino
unas fuerzas espirituales que nos fortalecen y purifican. Cuando estudiamos
nuestra genealogía, recordamos como vivieron y murieron nuestros antepasados;
tenemos modelos a seguir, en los errores y en los aciertos. El cristianismo en
su afán de atrapar el alma indogermánica, creó a los santos, purgando todo
aquello que consideraba amoral. Nuestra religiosidad es profundamente humana,
todo lo humano es en sí mismo necesario, formando parte de un ecosistema. Por
este motivo es tan importante tener presente los errores como los aciertos,
pues es difícil acertar sin antes errar. No creemos en la perfección absoluta,
es en sí misma absurda y fea. La belleza y la genialidad se producen por
pequeños errores que nos permiten salir del camino trazado, descubriendo
continentes que antes no existían. ¡Hail Ancestros!
6.
Familia: todos nacemos
de unos padres, aunque hoy en día se pretenda crear familias sin un padre y una
madre. Por mucho que la perversión jurídica lo refrende, un ser humano se forma
de la unión de un óvulo y un espermatozoide. Lo femenino y lo masculino son necesarios,
son fuerzas diferentes y complementarias. Lo uno no puede existir sin lo otro.
Por este motivo los odinistas creemos en la familia que heredamos de nuestros
mayores, con sus defectos y virtudes. Cada generación debe adecuar las
estructuras familiares a su tiempo, mejorando las relaciones, facilitando el
desarrollo pleno de las potencialidades de sus miembros. Los pueblos europeos
han permitido que el hombre y la mujer se desarrollasen mucho más que en otras
culturas. El machismo no es propio de los pueblos indogermánicos. Las mujeres
han gobernado la economía familiar con acierto, tomando decisiones que
obligaban a todos los miembros. Las mujeres disponían de su herencia, de su dote
y de su patrimonio que administraban con libertad. Por este motivo, algunas de
las reivindicaciones del feminismo, surgen de la situación marginal de la mujer
en otros continentes y se aplican anacrónicamente a Europa. Otra cuestión es
que la llegada masiva de personas de otros continentes a Europa, esté
ocasionando conductas que lesionan a las mujeres de forma criminal que el
Odinismo repudia. Las religiones abrahámicas impusieron un paternalismo
exógeno. La mujer pagana romana, celta, germana y griega gozaba de mucha más
libertad que la mujer cristiana. El Odinismo por tanto, lleva en sí mismo el
espíritu de libertad y autonomía propias de las mujeres y de los hombres
indogermánicos. Los hijos deben ser educados conforme al entender de los
padres, sin intromisiones del estado en la familia, pues toda intromisión es
una tiranía, aunque sea aprobada por ley en un parlamento. De esto nos advirtió
Platón, la política debe estar en manos de filósofos, no de demagogos y ni
sofistas.
7.
Pragmatismo
Científico: la
ciencia como creación del espíritu humano debe guiar el desarrollo del hombre y
de la sociedad en su conjunto. La sociedad se crea como necesidad del hombre
para afrontar su falta de adaptación al medio. Mediante el conocimiento
práctico y la especulación científica los pueblos indogermánicos han podido
desarrollar sociedades en la cuales la vida ha progresado. El europeo busca
soluciones prácticas, el misticismo, si bien tiene su ámbito, no es la fuerza
que guía las sociedades europeas como sucede en otras culturas. A través de la
ciencia y de la tecnología deben crearse sociedades en la cuales el hombre
pueda desarrollar todas sus potencialidades. El arte en todas sus
manifestaciones diviniza al ser humano. ¡Quién no se estremece al ver los
templos griegos, romanos, las catedrales, etc.! La misma ciencia a través del
lenguaje matemático es una forma sublime de arte. Al leer una ecuación física
que rige el comportamiento de los átomos en cualquier parte del Cosmos y en
cualquier tiempo; ¡cómo no sentir el aliento de lo divino sobre nuestros
cuerpos! La grandeza que hemos heredado de nuestros mayores es mucha, es
nuestra obligación seguir aportando Belleza, Justicia y Bien a nuestros
semejantes.
8.
Culto a la
Naturaleza: nuestros
antepasados siempre percibieron fuerzas divinas en los arroyos, las fuentes,
los ríos, las montañas, los bosques y los animales. Los ríos poseían un numen y
al adentrarse en sus márgenes, pedían su permiso. El respeto y cuidado de la
naturaleza era algo sagrado. Al sintonizar con las fuerzas de un río o de un
bosque algo se mueve en nuestro interior, nos limpiamos y recobramos confianza
en nosotros mismos. Vivimos en simbiosis con la naturaleza, cuando la
destruimos nos estamos haciendo un daño irreparable. La economía actual no
respeta la naturaleza, el ecologismo potenciado por los estados y ciertos
partidos políticos es una falsedad. No atajan el mal, sino que con falsos
remedios ocultan el daño irreversible que
se está ocasionando. Son en el fondo semejantes a los charlatanes de las
ferias, que vendían ungüentos que servían para curar una caries o limpiar el
suelo. Mientras no se cambie el sistema productivo, el consumismo, el
mercantilismo y la acumulación de capitales en multinacionales; la naturaleza
irá muriendo y con ella nuestros espíritus. La hipocresía de las políticas de
reciclaje basadas en poner la carga en las familias son inoperantes. Cuando se
fabriquen cosas necesarias, diseñadas para durar y ser reparadas y no para ser
consumidas y destruidas, entonces volveremos a un equilibrio con la Madre
Naturaleza. El odinista ora al pasear por el bosque; simplemente con respirar,
ver la luz entre las ramas de los árboles y sentir la humedad en la piel,
entramos en sincronía con la Madre Naturaleza y ella nos enseña cosas
inefables. En Ella se formaron nuestros cuerpos y a Ella regresaremos para dar
vida a través de nuestra muerte.
9.
Culto Heroico: la vida odinista
es una vida de retos imposibles. Lo banal, lo trivial no tienen cabida. El
odinista busca tensar la cuerda, alcanzar cotas inexploradas, conquistar mundos
no soñados. Para ello dispone de unas armas divinas. Su cuerpo, genéticamente
modificado por los dioses, pues no olvidemos que somos hijos de Odín y esto no
es algo alegórico. Su mente regida por una lógica flexible (lógica difusa o
borrosa) que le permite establecer algoritmos que establecen leyes donde otros
no ven más que el azar y el caos. Una vitalidad que le lleva al esfuerzo y a la
superación por la necesidad de dar rienda a su naturaleza. La voluntad de ser
que le impele a realizar su destino, sin importar donde este le lleve. El
odinista siempre triunfa, pues donde otros ven fracaso, por su visión cortoplacista,
el odinista ve éxito, pues la escala de tiempo del odinista es el milenio. El
odinista lucha por la gloria de su linaje, su estirpe, su sippe, su tribu, su
nación. Los dioses nos guían, pero también nos ponen zancadillas para que nos
volvamos a levantar y así nuestra vida sea plenamente heroica. La lucha por y
para la lucha. La naturaleza nos muestra como todos los seres son engranajes de
un maravilloso cuerpo y estos se relacionan entre sí dialécticamente. Solo el
odinista que vive su vida sin miedo alcanza la sabiduría heroica,
transmutándose en un semidiós que iluminará a nuevas generaciones en pos de la
gloria. Pidamos a los dioses y a nuestros ancestros que sepamos encontrar
nuestra senda de lucha, que no busquemos atajos y nos enfrentemos a nuestros
enemigos con todas nuestras fuerzas sin reservas. La mentira, el dogmatismo, el
clericalismo, el mestizaje religioso, la globalización, el materialismo, la
contaminación serán vencidas, no en este siglo ni en el que viene, pero sin en
mil años. Un nuevo hombre y una nueva mujer surgirán, purificados de la mentira,
recuperando lo que fuimos antes y lo que
volveremos a ser, hiperbóreos.
Fernando
López de Prado y López, Kindred Castilla, COE
No hay comentarios:
Publicar un comentario