La Tercera Serie de Incursiones Vikingas en España
Parte Primera
La tercera serie de incursiones
vikingas a España se centró en el Noroeste de la Península. Fue la de mayor
trascendencia pues los vikingos se adueñaron del control del territorio
occidental del Reino de León (Galicia y el occidente asturiano) durante dos
años y medio.
En el año 893 Rollón de Normadía
se apoderó de Bayeux y rapto a la hija del conde de esta localidad, Poppa de
Bayeux. Rollón (Hrof Ganger) fundará el condado de Normandía que después de
incrementar su territorio se convertirá en ducado. El tratado de Saint-Clair-sur-Epte, concede a
Rollón las tierras del nuevo condado de Normandía (condado de Ruan, en Neustria) a cambio de convertirse al
catolicismo y ser vasallo del rey de Francia. Contrajo matrimonio con Gisela,
una hija del rey franco Carlos el simple. Los historiadores debaten si practicó
la poligamia (more dánico, matrimonio
a la danesa), pues también se dice que contrajo matrimonio con la hija del
conde Berengario de Bayeux, Poppa. Se cuenta de Rollo que medía casi dos metros
y pesaba unos 140 kg, no habiendo caballo que pudiera montar.
A Rollo le sucedió en el año 927
su hijo Guillermo “Espada larga” y a Guillermo le sucedió Ricardo I “Sin miedo”
en la jefatura del ducado de Normandía. El rey de Francia, aprovechado disputas
internas en el ducado intentó expulsar a los normandos. Ricardo I pide ayuda al
rey de Dinamarca Harold “Diente azul”, consiguiendo derrotar a las tropas
francesas. Los daneses y noruegos que habían ayudado a Ricardo I, no querían
vivir como nobles rurales, ni hacerse cristianos. Estos era fervientes paganos
y para ellos no había mejor vida que la propia de los vikingos (escandinavos
dedicados al saqueo en tierra y mar). Los escandinavos deseaban seguir la
guerra contra el rey de Francia, como nos cuenta el canónigo de Saint-Quentin
(San Quintín) en su obra De moribus et
actis primorum Normandie Ducum[i]:
“Illos
vero qui oberrare cupiebant paganis ritibus, conduci fecit ad Hispaniam,
Constantinensibus viatoribus. In progressione namque illius profectionis bis
novem civitates devicerunt, et quae in eis repererunt sibi vindicarunt. Hac
illacque rapinantes, Hispaniam hostiliter adgredientes, coeperunt incendio et
rapinis affligere eam severiter. Tandem vero Hispani, rusticanis gentibus
digladiatis, conglobato exercitu congrediuntur Northmannis[ii]”
Ricado I convenció a los
escandinavos que fuesen a conquistar la tierra del apóstol Santiago, Jakobsland, famosa por los tesoros que depositaban los
peregrinos.
Los vikingos habían atacado las costas del noroeste de España con
anterioridad según el padre Flórez, los
condes y ricos-hombres de Lugo requirieron al rey don Ordoño en el año 910 el “poder
hacer sus casas fuertes en la ciudad de Lugo, y de habitar en ellas, prevenidos
a resistir a los normandos[iii]”.
Según Ferreiro Alemparte[iv],
en la Historia Norwegiae se narra como Erico, primogénito del rey Haraldo
(860-933) fue desterrado a la corte inglesa, donde fue bautizado, pero debido
al carácter furibundo de su mujer Gunnilda, volvió a ser expulsado a los
«confines de España», donde ejerció la piratería, aunque no se especifica dónde
concretamente, hasta su muerte en acción de guerra en el año 954.
Los habitantes de Lugo decidieron
organizar su defensa en el año 953, según relata el padre Flórez a partir de un
documento conservado hasta hoy en el Tumbo viejo de la ciudad de Lugo. En él,
se ve como el obispo Hermenegildo y todos los lucenses, tanto abades como
presbíteros, legos, monjes y cuantos debían pagar tributo a la catedral o
dependían de aquella iglesia, se comprometieron a vivir dentro de la ciudad
para defenderse de «la furiosa gente de los normandos[v].
En el año 966 zarparon de Normandía un grupo de vikingos famosos por
sus gestas. Entre sus iguales, los
reputaban como invencibles. Dirigieron sus primeros ataques contra la costa
ocupada por los musulmanes en Portugal. Atacaron Alcacer do Sal y después
Lisboa, sufriendo en ambos ataques importantes pérdidas. Los musulmanes
conocían sus tácticas y estaban preparados para los asaltos.
En marzo del 968 aparecen dos flotas de cien naves cada una. La situada al norte entra en el río Masma, ría de Foz (Lugo) y la
otra flota se introduce en la ría de Arousa (Pontevedra), al mando de Gunderedo[vi]. La
historia Compostelana dice:
Cumque Normanie
ex portu que Juncarie dicitur venientes, et Iliam tendentes, partes istas
depraedarentur idem Sisnandus a Civitate exiit, et sui exercitus robore
cirumvallatus in die mediantis Quadragesimae, usque ad praedium quod dicitur
Fornellos, eos est insecutus: ubi pugnam aggressionis accerrimae cun eis
incipiens, sanctissimi Reodesindi maledicctionis saggitta percussus casu
interveniente occissus est IIII. Kl. Aprilis Era I.VI[vii]
En el Chronicon Iriense:
Tunc Sisnandus tumidus
et elevatur ad propiam rediit sedem, et cum ibi moraretur, die mediante XL.
Dominica, ecce ante eum venerunt nuntii dicentes, quod Normani, et Frandenses,
et gens multa inimicorum veniens de Juncariis volente sire ad Iriam, quoscumque
homines et mulieres in itinere inveniebant, ducebant captos, et terram
vastabant et praedabant. Quo audito Episcopus Sisnandus, ut insanus armis
indutus, cucurrit post eos usque in Fornelos, et intrans per medias acies
cecidit[viii].
Algunos historiadores[ix]
asocian el Gunderedo de las fuentes hispanas con el caudillo noruego Gonrød,
llamado el rey del mar (sækonungr) posiblemente emparentado con el rey noruego
Harald II.
Sisnando era en aquel tiempo el obispo de la sede de Ira Flavia (antes
de trasladarla a Santiago de Compostela por los devastadores ataques vikingos,
como también sucedió con la diócesis de Bretoña que después de ser quemada por los vikingos se
trasladó a Mondoñedo (Lugo)). Sisnando destacaba más como hombre de armas que
como obispo, habiendo participado en los conflictos del Reino de León; primero
a favor y después en contra del rey Sancho I de León. A él se debe la
ampliación de las murallas de Santiago, el foso y el levantar torreones. Estas
defensas sucumbirán al ataque vikingo.
Las dos fuentes citadas coinciden en el lugar, Juncariae (Xunqueira). El
historiador López Ferreiro nos dice que los vikingos desembarcaron al fondo de
la ría de Arousa, en la orilla derecha, próximo a Bacariza[x].
Avanzaron cara a Iria Flavia, que ya habían tomado al asalto en el año 858.
Si tenemos presente que los vikingos de aquella época apenas usaban
fuentes escritas, debemos considerar que los skaldos, a través de sus cantos
perpetuaron en la memoria colectiva de los vikingos las gestas de las anteriores
expediciones y por este motivo se dirigían a los mismos lugares; ya que en la
costa Cantábrica y Atlántica de España había muchas rías adecuadas para sus
incursiones marítimas.
El obispo Sisnando recibió la noticia del desembarco vikingo mientras
presidía en Santiago, las celebraciones de la cuaresma. Como hombre de acción
más que de religión, salió precipitadamente para hacer frente al ejército
vikingo, que debemos recordar, estaba formada por lo más granado de su raza. Los
vikingos habían avanzado con furor: matando, degollando, incendiando y
esparciendo el pánico entre los lugareños. Esta táctica no la empleaba por
simple crueldad o maldad, sabían que si actuaban despiadadamente, los nativos
se rendirían y el número de bajas serían mucho menor en ambos bandos. Además su
número era escaso, si hacían prisioneros, no podrían hacer frente a las fuerzas
que mandarían los nobles locales y el rey de León.
Al aparecer el obispo Sisnando
Méndez con su ejército, los vikingos retrocedieron hacia un lugar llamado
Fornelos, situado en la rivera del río Louro, según el historiador Vicente
Almazán[xi] a
unos 25 km al sureste de Compostela.
Los vikingos se reorganizaron del inesperado ataque del ejército del
obispo Sisnando. El 29 de marzo, en el lugar de Fornelos se produce la batalla decisiva.
Sisnando se lanza al frente de la caballería de forma intrépida, recibiendo un
certero flechazo que le causa la muerte. El caos se adueña de las tropas
galaicas que son perseguidas por los vikingos causando una gran mortalidad. Los
vikingos sin un ejército que pudiera hacerles frente, se convierten en los
dueños de Galicia, llegando según el Chronicon Sampiri[xii]
hasta los “Alpes montes Ecebrarri[xiii]. ¿Dónde
estaban estos Alpes montes Ecebrarri?¿ Se referirá a la cordillera Cantábrica,
que forma parte del plegamiento alpino? ¿Serán
las montañas del municipio vizcaíno de Echevarri? No disponemos de más datos
por el momento.
Los vikingos estaban confiados en poder fundar en Galicia una Normandía
hispánica.
Varios diplomas redactados en los años posteriores nos describen las
acciones militares de los vikingos. Uno de ellos sitúa la acción en San Xoán de
Cova[xiv], en
la rivera del río Ulla, próximo a Compostela, donde se describe como los
vikingos asaltaron el monasterio, matando a todos los monjes y reduciéndolo
todo a cenizas.
En el monasterio de Santa Eulalia de Curtis, en la proximidad de los
ríos Mandeo y su afluente el Deo, los
vikingos lo tomaron al asalto, robando todo lo que había de valor, haciendo cautivos
a los sacerdotes y después incendiándolo. El obispo Pedro de Iria nos narra lo
sucedido en Santa Eulalia de Curtis:
Usquequo peccato
prepediente venerunt gentes Lotimanorum in ipsam terram et vastaverunt sic
ipsam ecclesiam, sicut et alias convicinas eiusdem, sicut et sacerdotes sui
captivitate ducti et gladio trucidati fuerunt, ipsasque scripturas ipsius
ecclesie de ignibus concremaverunt usquequo non remansit ibídem nichil petre
ignibus ustulate[xv]
Debemos tener en cuenta que los
monasterios románicos, por su sólida estructura eran utilizadas como fortalezas
en situaciones de peligro. Dejamos la narración en este punto, pues la
ocupación vikinga de Galicia y el noroeste de Asturias se extendió desde marzo
de 968 hasta principios de julio de 970. Será en la ría de Ferrol donde se
enfrenten los vikingos de Gonrød (sækonungr) y las tropas mandadas por el obispo de Mondoñedo, San
Rosendo y el Conde Gonzalo Sánchez.
[i] Vicente
Almazán, Gallaecia Scandinavica, editorial Galaxia, Vigo, 1986. Página 98.
[ii]
Publicado en André Duchesne, Historiae Normannorum Scriptores Antigui. Paris
1609.
[iii] José
Carlos Sánchez Pardo, Los Ataques Vikingos y su Influencia en la Galicia de los
siglo IX a XI. Anuario Brigantino, 2010, nº 33, pág. 66.
[iv] José
Carlos Sanchez, Pardo, opus cit., pág. 66.
[v] CHAO
ESPINA, E., 1977, Los Normandos en Galicia y otros temas medievales. La Coruña:
Grafinsa. Pág. 51-52.
[vi] España
Sagrada, XIV, página 471.
[vii] España
Sagrada XX, página 13.
[viii]
España Sagrada, XX, página 606.
[ix] Oram, and Pedersen (2005), Viking Empires; Velasco, Manuel (2008) Breve Historia de los Vikingos;
Eduardo Morales Romero (1997). Os vikingos en Galicia
[x] Vicente
Almazán, opus cit. pág. 99.
[xi] Vicente
Almazán, opus cit. pág. 100.
[xii] España Sagrada XIV, página 471.
[xiii]
Vicente Almazón, opus cit., pág. 100.
[xiv]
Diploma del Archivo de la Catedral de Orense, Pergaminos monacales, C 120.
[xv] M.R.
García Álvarez, San Pedro de Mezonzo, Madrid, 1965, pág. 306.