martes, 19 de junio de 2018

El Espíritu de Pueblo (Volksgeist)



El Espíritu de Pueblo (Volksgeist)


En todas las épocas los poderosos han intentado aumentar su poder hasta el límite del aguante de los pueblos. Nuestra época no iba a ser distinta. Las ideologías que pretenden imponer a todos los pueblos de la humanidad, sin importar sus historias, costumbres, tradiciones y economías, la vemos avanzar lentamente.

Los Odinistas, como comunidad religiosa no vamos a renunciar al legado de nuestros ancestros, por mucho que nos pretendan convencer de las bondades de estas ideologías creadas desde la ingeniería social.

Por este motivo, los Odinistas reflexionamos sobre quiénes somos y hacia donde caminamos juntos como pueblo constituido por los hijos de Gaut.

Nuestra religión, como todos los politeísmos es respetuosa con todas las creencias, pues opinamos que cada pueblo debe seguir su religión ancestral. Los odinistas no queremos convertir a ninguna persona, ni convencerle de nuestra superioridad moral. Simplemente queremos vivir conforme a las creencias de nuestros ancestros.

Uno de los conceptos más fecundos del Odinismo es el Espíritu del Pueblo (Volksgeist). Este concepto fue desarrollado por filósofos europeos del siglo XVIII para poner de relieve la  naturaleza de los distintos pueblos, en contraposición de la Ilustración, que negaba las peculiaridades genuinas de cada grupo humano.

Hegel (1770-1836) nos dice que el sentimiento que cada pueblo tiene de sí y de sus posesiones, instituciones, costumbres, pasado, etc., constituye una entidad: es el Espíritu del Pueblo (Volksgeist). Es un espíritu determinado por la historia.

Herder (1744-1803) define el Espíritu del Pueblo como las fuerzas creativas que habitan inconscientemente en cada pueblo a través de su lengua, la poesía, la historia, el derecho, etc.

En un magnífico texto Herder condensa lo que nuestros ancestros nos han transmitido a través del Espíritu de nuestro Pueblo:

“Puesto que el hombre nace de una raza y dentro de ella, su cultura, educación y mentalidad tienen carácter genético. De ahí esos caracteres nacionales tan peculiares y tan profundamente impresos en los pueblos más antiguos que se perfilan tan inequívocamente en toda su actuación sobre la tierra. Así como la fuente se enriquece con los componentes, fuerzas activas y sabor propios del suelo de donde brotó, así también el carácter de los pueblos antiguos se originó de los rasgos raciales, la región que habitaban, el sistema de vida adoptado y la educación, como también de las ocupaciones preferidas y las hazañas de su temprana historia que le eran propias. Las costumbres de los mayores penetraban profundamente y servían al pueblo de sublime modelo.”
J. G. Herder Ideas para una Filosofía de la Historia de la Humanidad 1784-91.





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