lunes, 26 de diciembre de 2022

Los Suevos crean el primer reino independiente del Imperio Romano

 

Las tropas Imperiales de Constantino, al mando de su hijo Constante, derrotaron a los aristócratas teodosianos, los cuales se mostraron en el campo de batalla más débiles de lo pronosticado, prueba de la poca aceptación del poder aristocrático entre la población hispana. Los rebeldes Dídimo y Veriniano fueron capturados por las fuerzas de Constante que los envió a Arles donde fueron condenados a muerte por sus crímenes. El césar Constante traspasó el mando de las tropas al general Geroncio que reforzó las guarniciones Pirenaicas; regresando Contante victorioso a Arles. Los bárbaros a fines de septiembre de 409 eran conocedores de la delicada situación del emperador de Rávena, Honorio, que había perdido Roma tras el asalto de los visigodos de Alarico y el resurgimiento del Imperio de las Galias. Cruzaron los Pirineos, donde las guarniciones de Geroncio en lugar de impedirles el paso se unieron a ellos[1]. Geroncio vio el momento de independizarse y se alzó en contra del emperador Constantino III proclamando a su pariente Máximo emperador de Hispania. Se intuye una provechosa alianza entre los bárbaros capitaneados por Gunterico y Máximo. El asentamiento de las familias bárbaras fue legalizado por el emperador Máximo, aplicando posiblemente la ley romana “ad inhabitandum”, esta hipótesis se funda en el texto de Hidacio que narra la ocupación y asentamiento[2]. Transcurridos dos años, según narra Hidacio, los bárbaros se repartieron Hispania a suertes. Gallaecia correspondió a los Suevos y Vándalos. Los Suevos se establecieron en los conventos jurídicos Lucense y Bracarense. Los Alanos ocuparon la provincia Cartaginense y los vándalos silingos la Bética. El emperador Máximo se reservó el dominio pleno de la Tarraconense y el Imperio de las Hispanias. Reinhart opina que los bárbaros firmaron un pacto con el emperador por el que se estableció un reparto de los fundíos entre los terratenientes civiles y eclesiásticos y los pueblos bárbaros. Esta pérdida de tierras y rentas se la causante del resentimiento de Hidacio y la aristocracia contra los bárbaros que se plasmará en la apocalíptica visión de la situación social que rezuma en el Cronicón. De los lotes repartidos, los suevos obtendrán un tercio y los dos tercios restantes volverán a manos de la aristocracia.

La rápida ocupación[3] de la Península por los bárbaros se justifica, tanto por la falta de apoyo por parte de la población hispana a las autoridades / oligarquías provinciales, como por la escasez de tropas imperiales de calidad. Las fuerzas bárbaras no son fáciles de cuantificar. Procopio en Bellum Vandalicum (I, 5) dice cruzaron el estrecho de  Gibraltar unos 80.000 vándalos y alanos. Los cuado-suevos se estiman en unos 30.000 a 35.000[4], de los cuales unos 9.000 serían guerreros. La población de Hispania estaría en torno a los siete millones.







Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López

[1] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 29.

[2] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 29.

[3] Orosio, opus cit., pág. 428: “los germanos de los territorios más lejanos barren y se apoderan de Hispania”. El reino suevo de los Cuados estaba situado  la actual Eslovaquia, la región más oriental.

[4] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 38.



La Migración de los Suevos desde Eslovaquia hasta Hispania

 

En el año 406 vándalos asdingos, silingos, suevos y alanos iniciaron su marcha hacia el Oeste, siguiendo probablemente la calzada romana que bordeaba el Danubio, atravesando  Augsburgo, Cannstadt, Heidelberg hasta llegar a Maguncia donde una parte de los alanos acaudillados por Goar decidieron prestar servicio al Imperio[1]. Entre los autores hay discrepancias en el camino seguido y en los pueblos que se unieron, esto se debe a lo confuso de las fuentes y, por tanto, según se de mayor o menor crédito a uno u otra fuente. Según Schmidt el camino desde Maguncia fue: Reims, Tournay, Amiens, Tours, Burdeos y Pamplona. En cambio Christian Courtois, especialista en el pueblo vándalo, considera que después de cruzar el Rhin los cuatro pueblos se separaron, solo caminaron juntos por la orilla izquierda el camino que va desde Maguncia (Mainz), Worms, Espira, separándose en Estrasburgo[2]. Ambrosio atribuía a la llegada de los hunos el movimiento de los pueblos bárbaros, en cambio otros cronistas, como Orosio, Jordanes, la Crónica Gálica y San Isidoro culpan a Estilicón por la invitación que hizo a los bárbaros de traspasar las fronteras Imperiales. Lo que parece indubitable es que la retirada de las guarniciones del Rhin para hacer frente a las invasiones de los visigodos de Alarico en el 402 y a las huestes ostrogodas de Radagasio en el año siguiente alentó a los bárbaros a cruzar el Rhin. Jerónimo cita a los cuados y a los alamanes entre los pueblos que cruzaron el Rhin. Gregorio cita a su vez a los vándalos y a los alamanes o suevos, lo cual confirma  que el mismo pueblo se denomina suevo la antigua o alamán confederación más reciente que englobó a las poblaciones anteriormente denominadas suevas. Así, si un autor se guiaba por las fuentes clásicas usaba el término suevo y si tenía fuentes actuales usaba el término alamán. La misma Suabia es la región donde se habla el dialecto alamán. Los pueblos que pertenecían a la confederación de los suevos en la época de Julio César o Tácito fueron poco a poco formando la confederación de los alamanes (todos los hombres), siendo estos herederos étnicos de los primeros.

 

Tropas francas defendían el paso del Rhin. La lucha se mostró muy sangrienta e indecisa, sola la llegada de un contingente alano acaudillado por Respendial otorgó la victoria a los vándalos y sus aliados. Fue el 31 de diciembre del año 406 e. c., la puerta hacia la libertad de Occidente se estaba abriendo lentamente, el Imperio comenzaba su lenta pero imparable implosión. El mismo rey vándalo Godegiselo cayó muerte, alzándose su hijo sobre el pavés como nuevo rey electo. Desde Maguncia la coalición bárbara avanzó por Tréveris, Reims, Tournay, Arrás y Amiens. De aquí, en dirección Suroeste se dirigieron hacia Toulouse, plaza defendida por el obispo Exuperio[3].

Jordanes nos dice que la proclamación del general romano Constantino como cesar por las tropas de Britania aportó mayor seguridad a la población de las Galias, en parte por la llegada de voluntarios alamanes y francos que se alistaron en las legiones. La capital del Imperio de las Galias restaurado se situó en Arlés, donde se acuñaron monedas con la leyenda de Constantino emperador. En Hispania residían muchos primos del emperador Honorio; cuatro de ellos eran hermanos y se destacaron por su activismo político: Dídimo, Veriniano, Teodosio y Lagodio. El emperador Constantino envió legados para negociar con los cuatro próceres, los cuales rechazaron las propuestas. Los primos reunieron fuerzas entre los esclavos de sus latifundios y se dirigieron hacia los pasos de los Pirineos. Constantino, una vez fracasada la vía diplomática formó un ejército que puso al mando de su hijo Constante al cual nombró co-emperador.








Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López

[1] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 26.

[2] Casimiro Torres Rodríguez, El Reino de los Suevos, Barrie, 1977, Coruña. Pág. 29.

[3] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 27.





Los Orígenes de los Suevos. Parte Tercera

 

Marcomanos, cuados y longobardos se aliaron en el invierno del 166-167 para invadir las provincias Norico y Panonia. Atravesaron en varios puntos el curso del Danubio, una operación de gran dificultad tanto por la estación como por dificultad que entraña a un ejército cruzar un cauce tan caudaloso. No contentos con el gran éxito que entrañaba el saqueo de las provincias, los suevos atravesaron los pasos alpinos. Los imperiales aplacaron a los suevos mediante negociaciones diplomáticas llenas de promesas. Tres años después, viendo los suevos los incumplimientos del Imperio, volvieron a las armas derrotando nuevamente a las legiones romanas. Marco Aurelio en persona dirigió las operaciones que se internaron en territorio cuado, derrotándolos y continuó con los marcomanos a los que también derrotó. Aurelio continuó la guerra dirigiendo sus fuerzas contra los sármatas a los que derrotó en el año 174 e. c. La paz fue muy dura para sármatas y suevos. Los suevos tuvieron que ceder 50 km de territorio en la margen del Danubio, pudiendo los romanos construir en esta margen fortalezas. La guerra se reanudó en el 177 al 180, derrotando a los suevos, lo cual llegó a Marco Aurelio a concebir la idea incorporar al Imperio el territorio Cuado-Marcomano. La muerte de Marco Aurelio favoreció a los suevos que lograron un nuevo tratado en el cual el Imperio abandonaba la orilla izquierda del Danubio y las fortalezas que había erigido en territorio suevo. La paz elevó el nivel de vida suevo. El núcleo del país de los Cuados estaba entre los ríos March y Eipel, la actual Eslovaquia.

Los hallazgos arqueológicos de los últimos años arrojaron muchos datos útiles sobre la vida de los suevos durante las guerras marcomanas. La presencia de las fuerzas Imperiales en el territorio suevo al norte del Danubio y su ocupación parcial han sido, por primera vez, fehacientemente evidenciados por los hallazgos arqueológicos. Destacan los restos de estructuras romanas y una fortificación en la colina «Burgstall», a poca distancia en el pueblo de Mušov. Los ingenieros imperiales construyeron estructuras defensivas masivas de tierra y madera, con múltiples fosos y murallas, cuyo frente fue reforzado utilizando ladrillos de barro. Esta fortaleza es similar a las estructuras de fortificación y construcción descubiertas en 1993 en el sitio de Neurissen. Hallazgos anteriores, sobre todo peroné y terra sigillata, componentes típicos de las armas militares romanas y equipo, y principalmente las monedas dan una evidencia convincente de que la fortaleza albergó una guarnición romana en la época de las guerras marcomanas[1].

El poder lo ostentaban los príncipes en los tiempos de paz, lo cual nos da a entender el alto valor que tenía para los suevos la libertad y que solo concedían un poder absoluto a reyes electos para conducir la guerra. Se celebraban asambleas nacionales que reunían a todo el pueblo Cuado. En los siglos III y IV muchos suevos se asentaron en las provincias de Nórico (actual Austria) y Panonia (Hungría). Durante el siglo IV llegaron los primeros misioneros al reino Cuado. La paz se rompió en el imperio de Constancio II, cuando los cuados junto con los sármatas atacaron las provincias del Danubio. Más tarde, en los años setenta del mismo siglo, concretamente bajo el emperador Valentiniano I, los cuados se rebelaron contra la construcción prevista de puestos militares romanos denominados praesidia castra, directamente en su territorio. El conflicto se precipitó  cuando el gobernador romano Marcelianus asesinó al rey  cuado Gabinius. Este asesinato dio lugar a incursiones de represalia de los cuados en el romano territorio, que no finalizó hasta el 375 e. c[2].

La llegada de los hunos en el año 375 a. e. c., supuso un sobresalto para los pueblos que ocupaban la zona oriental de Europa. Los vándalos asdingos, vecinos de los cuados se habían asentado en la región oriental de Eslovaquia y el Norte de Hungría, emigraron en el 401 a Panonia Occidental.




Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López

[1] Jaroslav Tejral (Universidad de Masaryk), opus cit.

[2] Jaroslav Tejral (Universidad de Masaryk), opus cit.

Origenes de los Suevos. Segunda Parte

 

Los marcomanos y los cuados eran dos pueblos estrechamente unidos. Una vez plenamente asentados en Bohemia, el Imperio sintió amenazadas sus fronteras y decidió lanzar operaciones militares. Augusto envió a Tiberio con uno de los mayores ejércitos reunidos en la antigüedad, nada menos que 12 legiones, los cual unido a las fuerzas auxiliares no debían ser menos de 100.000 combatientes. Una fuerza así solo podía tener un objetivo, aplastar el reino de los marcomanos y cuados, sirviendo de aviso a las otras naciones bárbaras que frente al Imperio solo cabía vivir de rodillas. Tiberio un príncipe con gran experiencia militar desarrolló un plan ambicioso. Dividió sus fuerzas en dos cuerpos, el primero partiendo desde el Rhin con dirección hacia el Este y el segundo desde Carnuntum tomo la dirección Sur-Norte. Ambos cuerpos confluirían en Bohemia. De este modo, los marcomanos-cuados serían atacados simultáneamente en dos direcciones, privándoles del apoyo de sus vecinos. La campaña no progresó de la forma esperada por el Imperio y a falta de tan solo cinco jornadas para confluir los cuerpos de ejército, ante el levantamiento de los boyos en Panonia, los imperiales decidieron interrumpir la campaña contras los marcomanos-cuados, dirigiendo las fuerzas a Panonia. Se llegó a un pacto de paz reconociendo a Marbod como amigo de Roma[1] El Imperio cambió de táctica, fomentó las disputas entre las élites de las naciones suevas. Katualda se levantó contra el rey Marbod, el cual tuvo que huir hacia Panonia y pactar con los Imperiales su seguridad. Con la caída de Marbod, los cuados ocuparon la posición dominante en la dirección del reino que antes habían ejercido los marcomanos[2].

Entre los mayores misterios[3] está la localización del campamento de invierno romano en Carnuntum, que debería haber servido como punto de partida en la campaña planeada contra Marbod en el año 6 e. c. Sus reliquias aún no han sido descubiertas. Desde hace poco, un sitio en la cima de una colina en Bratislava-Devín en la confluencia de los ríos Morava y Danubio se ha tenido en cuenta. En este lugar se han escabado una cantidad notable de artefactos romanos, por ejemplo: “el peroné de Aucissa”, cerámica y hallazgos esporádicos de militaria romana sugieren la presencia del ejército romano.

Vannio, de origen cuado y financiado por el Imperio, se levantó contra Katualda. Vannio llegó a crear un poderoso reino que empezó a cobrar tributo de las tribus vecinas en lingotes de hierro. En esta época muchos cuados empezaron a servir en el ejército imperial, lo cual no era nada novedoso pues las élites como Vannio y Katualda se formaron en las legiones romanas[4].

Según Eduard Doberjar, en el 19 o 20 e. c., el rey Hermunduro Vibilius derrocó a Katualda después de que su ejército invadiera Bohemia. Katualda también encontró refugio romano en el Foro Iulium en Galia meridional. La población dominantes en Bohemia fueron los Hermunduros, quienes probablemente ocuparon el territorio durante aproximadamente 150 años hasta las Guerras Marcomanas. La presencia de los Hermunduros en Bohemia, particularmente en sus regiones central y noroeste, se menciona en varias fuentes. Tácito escribe (Germ. 41) que los Hermunduri eran «fieles a Roma". De hecho, eran la única tribu germana que comerciaba con e Imperio de forma activa. Los Hermunduros se concentraron en el centro y noroeste de Bohemia durante el período romano temprano. Los Hermunduros también participaron en las Guerras Marcomanas en las fronteras de la provincia de Raetia. En los últimos tres años de su vida, sabemos que Marco Aurelio luchó contra los Hermunduri, Marcomano, Cuados Sármatas. A pesar de que la tribu de los Hermunduri provenía del centro de Alemania, su bastión territorial más importante era el más importante probablemente en Bohemia. Después de las Guerras Marcomanas, desaparecen de las fuentes históricas. Según el historiador romano Jordanes (Get. 114), los Hermunduri residían al norte de los vándalos hasta principios del siglo IV. A Galicia debió de llegar un contingente que conserbaba el nombre de Hermuduri, pues en la provincia de Lugo existe la parroquia de San Pedro de Hermunde.

 

Entre el Imperio y el reino Cuado se desarrolló un próspero comercio. Los cuados exportaban ambar, productos agrícolas y metales e importaban artículos manufacturados. El poder y la riqueza de Vannio inquietaron a los Imperiales, que no tardaron en instigar su deposición por parte de sus hijos[5]. El Imperio, aun no satisfecho con el golpe de estado decidió fortificar la frontera con los Cuados. Los sármatas eran unos fieles aliados de los cuado-suevos.

Los romanos para apaciguar a los cuado-suevos no dudaron en utilizar sobornos, cuando estos no eran lo suficientemente generosos, los cuados saqueaban el territorio Imperial para que Roma experimentase que sus vecinos podían ser molestos y merecían ser sobornados. Guy Halsall[6], confirma esta táctica con los alamanes, confederación íntimamente relacionada con los suevos. Por su parte los suevos intervinieron en las guerras civiles Imperiales, está atestiguado que los reyes suevos llamados Sido e Itálico[7] tomaron parte en la guerra civil romana del lado del futuro emperador Vespasiano y lucharon en la Batalla de Cremona (Tac. Hist. II.21)

 

Las largas guerras entre el reino Cuado-Marcomano y el Imperio debieron surgir de la incapacidad del Imperio establecer una relación equitativa. Los acciones bélicas las iniciaron  unos  6.000 lombardos y obii cruzando el Danubio en la provincia de Alta Panonia




Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López

[1] Eduard Droberjar (Universidad de Hradec Králové), The Emergence of the Suebi and Further Developments in Bohemia. Publicado en “In Tempore Sueborum”.

[2] Eduard Droberjar, opus cit. “The second Suebian Empire –with a dominant position of the Quadi was founded, effectively replacing Maroboduus’s empire”.

[3] Jaroslav Tejral (Universidad de Masaryk), Suebi north of the Middle Danube. Publicado en “In Tempore Sueborum”.

[4] W. Reinhart, Historia del Reino Hispánico de los Suevos, Madrid, 1952, pág. 18.

[5] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 19.

[6] Guy Halsall (Universidad de York), Barbarian Migrations and the Birth of Medieval Europe From Unity to Diversity.

[7] Jaroslav Tejral (Universidad de Masaryk), opus cit.

Origenes de los Suevos. Primera Parte

 

Los orígenes de los suevos están en el grupo étnico de los Herminión, del cual formaban parte los suevos, y ocupaban la región N.O. de Alemania y el Sur de Escandinavia durante la edad del bronce. Durante la era del hierro (800 a. e. c.) este grupo lingüístico se fue expandiendo hacia el Sur. G. Schwantes cree que los suevos se trasladaron desde las islas danesas y se asentaron en la cuenca del Elba, completándose la migración en torno al 600 a. e. c. Estrabón (IV, 3, 4 y VII, 8, 3) y César (Guerra de la Galias, I, 51) nos dicen que los suevos ocupaban los territorios orientales del Rhin medio, la cuenca del Main, extendiéndose hasta las actuales Turingia y Sajonia. Los suevos eran una confederación de tribus, una de las más significativas era la tribu de los Semmones, custodios del santuario nacional. Otras tribus suevas eran: marcomanos, cuados, hermunduri, tribocos, menetros, vangiones, longobardos, etc.

Los registros arqueológicos ubican los comienzos de las tribus suevas en el área del Elba Medio. Una amplia franja central de Alemania, que comprende Sajonia-Anhalt y Turingia, son reconocidas como el lugar de nacimiento de los suevos del Elba. Los monumentos arqueológicos más antiguos de los suevos del Elba que se han encontrado corresponden al siglo I a. e. c. Han sido denominados como la Cultura Großromstedt (GRC) por el sitio de entierro de Alemania Central en Großromstedt, Turingia. GRC duró aproximadamente cien años (85 a. e. c. hasta el 15 e. c.). Comprendió tres etapas de desarrollo y representa la cultura sueva más antigua. En esta zona los suevos entraron en contacto con los habitantes celtas originales, así como con la agresiva cultura Przeworsk de los germanos Lugii. En el centro de Alemania son frecuentes los enterramientos de guerreros suevos en urnas de barro. Los guerreros más destacados eran incinerados en urnas romanas de bronce y enterrado con espadas. Hierro y, con menos frecuencia, bronce en forma de arco La Tène. Cada tumba contenía un solo peroné, que fue atado a la capa del guerrero.

Una ola migratoria masiva de suevos del Elba, dio nacimiento a la cultura Großromstedt, a lo largo de  las zonas más fértiles de Bohemia, en el Noroeste, Centro y partes de Bohemia Oriental. También hay evidencia de asentamientos intensivos en el sur de Bohemia, en el extremo inferior del río Vltava. Bohemia estaba despoblada desde el éxodo de los celtas (los boyos). En Bohemia, los suevos establecieron asentamientos de tierras bajas no fortificados con cabañas hundidas de un típico hexagonal o construcción similar. La sociedad era relativamente homogénea, lo que atestiguan los entierros crematorios sin ningún documento de identidad social diferenciación. En los cementerios de Tišice y Třebusice que consiste en pequeños grupos de tumbas, los guerreros son enterrado (principalmente con puntas de lanza y flecha, escudos y, en casos raros en Stehelčeves, largas espadas de doble filo; así como mujeres y niños. La cerámica típica incluía vasos con patas de perfil agudo conocidos como “vasos Plaňany”. También había soperas antiguas y cuencos hondos, con bordes invertido conocidos como cuencos (u ollas) suevos, que comenzaron a usarse nuevamente al final de la época romana (380 e. c.).

 

El primer contacto de los suevos con el mundo grecorromano fue la lucha entre el rey Ariovisto, príncipe de los tribocos, y la nación celta de los eduos, aliada de Roma. La inesperada derrota de Ariovisto no supuso el fin de los suevos como primera potencia bárbara. Los cuados siguieron hostigando al Imperio en la cuenca alta del Rhin. Los imperiales enviaron un ejército que cruzó el río y se internó en el territorio de los cuados y de sus aliados y parientes los marcomanos. El caudillo marcomano Marbod decidió abandonar Renania, conduciendo a su pueblo a la región de Bohemia, aprovechando que los boyos habían emigrado de su patria para instalarse al norte de Panonia, a orillas del Danubio. Los cuados, regidos por Tudrus, siguieron a los marcomanos en su migración, asentándose en el sur de Moravia, en la cuenca del río Marus (March).

El fundador del reino suevo de los marcomanos fue Maroboduus (también Marbod, Marobod o Marobud). Es considerado el primer gran gobernante del territorio de Bohemia. Aunque Maroboduus provenía de una familia noble marcomana, no se conocen más detalles sobre sus antecedentes, su apariencia o sus parientes más cercanos. Lo que se sabe es que pasó sus primeros años en Roma, quizá como rehén, y recibió una educación en la corte de Augusto. Al regresar a su región natal acaudilló una expedición marcomana hacia Bohemia. Se supone que además de los marcomanni, los maroboduus trajeron consigo grupos de otras tribus pequeñas, como los marsigni, los misteriosos Bateini y los corconti y posiblemente otros. En el reino Marcomano de Bohemia se integraron otras tribus suevas entre las que destacaban los semmones, los cuados (Quadi), los longobardos y los lugii.





Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López

martes, 14 de diciembre de 2021

Invocación a Wotan de los que han de caer

 

A ti oh Wotan te invocamos

Dios de los incontables nombres

Alfather de los valerosos Gautas

No desoigas nuestros juramentos

 

Por testigo a Týr ponemos

Que una vez más nos alzaremos

Con afiladas lanzas paternas

Formaremos recios batallones

 

Ya retumban los gélidos cuernos

Ya marchan los osados Gautas

A la encarnizada batalla

Clamando tu nombre valor hallan

 

Mucha sangre ha de verterse

Muchos osados habrán de caer

La negra muerte alas alzará

Sangre y vísceras, quejas y lamentos

 

Mas los batallones resistirán

Las frías lanzas aguijonearán

El enemigo enflaquecerá

Nuestras banderas se alzarán

 

¡Gloria a Gaut el tuerto!

Nuestra sangre te entregamos

Sacrificio en tu altar somos

Acógenos con gusto en Valhalla

 

Mejor es vivir que ya no vivir

Mas sin hombría vida al Gauta no des

Sean pues los  Godos exaltados

Sus enemigos a ti inmolados.



lunes, 13 de diciembre de 2021

Descripción de los Suevos por Benito Vicetto, 1866

“Los suevos, que procedentes de la Germania desde el Oder hasta el Danubio, eran los más bravos y temidos; los suevos, cuyo placer era exterminar hombres y poblaciones y formar entorno a sí inmensos desiertos; los suevos, cubiertos de pieles groseramente curtidas que apenas cubrían su cuerpo; los suevos que traían por divisa un dragón alado; los suevos, que solo se sustentaban de la caza y de la carne y leche de sus ganados; los suevos, en fin que se distinguían de las demás tribus por sus formidables hachas y  sus cabelleras largas, que se recogían vivamente al entrar en la pelea.”

 Historia de Galicia, Benito Vicetto, Ferrol 1866, pág. 191.