Marcomanos,
cuados y longobardos se aliaron en el invierno del 166-167 para invadir las
provincias Norico y Panonia. Atravesaron en varios puntos el curso del Danubio,
una operación de gran dificultad tanto por la estación como por dificultad que
entraña a un ejército cruzar un cauce tan caudaloso. No contentos con el gran
éxito que entrañaba el saqueo de las provincias, los suevos atravesaron los
pasos alpinos. Los imperiales aplacaron a los suevos mediante negociaciones
diplomáticas llenas de promesas. Tres años después, viendo los suevos los
incumplimientos del Imperio, volvieron a las armas derrotando nuevamente a las
legiones romanas. Marco Aurelio en persona dirigió las operaciones que se
internaron en territorio cuado, derrotándolos y continuó con los marcomanos a
los que también derrotó. Aurelio continuó la guerra dirigiendo sus fuerzas
contra los sármatas a los que derrotó en el año 174 e. c. La paz fue muy dura
para sármatas y suevos. Los suevos tuvieron que ceder 50 km de territorio en la
margen del Danubio, pudiendo los romanos construir en esta margen fortalezas.
La guerra se reanudó en el 177 al 180, derrotando a los suevos, lo cual llegó a
Marco Aurelio a concebir la idea incorporar al Imperio el territorio
Cuado-Marcomano. La muerte de Marco Aurelio favoreció a los suevos que lograron
un nuevo tratado en el cual el Imperio abandonaba la orilla izquierda del
Danubio y las fortalezas que había erigido en territorio suevo. La paz elevó el
nivel de vida suevo. El núcleo del país de los Cuados estaba entre los ríos March
y Eipel, la actual Eslovaquia.
Los
hallazgos arqueológicos de los últimos años arrojaron muchos datos útiles sobre
la vida de los suevos durante las guerras marcomanas. La presencia de las
fuerzas Imperiales en el territorio suevo al norte del Danubio y su ocupación
parcial han sido, por primera vez, fehacientemente evidenciados por los
hallazgos arqueológicos. Destacan los restos de estructuras romanas y una
fortificación en la colina «Burgstall», a poca distancia en el pueblo de Mušov.
Los ingenieros imperiales construyeron estructuras defensivas masivas de tierra
y madera, con múltiples fosos y murallas, cuyo frente fue reforzado utilizando
ladrillos de barro. Esta fortaleza es similar a las estructuras de
fortificación y construcción descubiertas en 1993 en el sitio de Neurissen.
Hallazgos anteriores, sobre todo peroné y terra sigillata, componentes típicos
de las armas militares romanas y equipo, y principalmente las monedas dan una
evidencia convincente de que la fortaleza albergó una guarnición romana en la
época de las guerras marcomanas[1].
El
poder lo ostentaban los príncipes en los tiempos de paz, lo cual nos da a
entender el alto valor que tenía para los suevos la libertad y que solo
concedían un poder absoluto a reyes electos para conducir la guerra. Se
celebraban asambleas nacionales que reunían a todo el pueblo Cuado. En los
siglos III y IV muchos suevos se asentaron en las provincias de Nórico (actual
Austria) y Panonia (Hungría). Durante el siglo IV llegaron los primeros
misioneros al reino Cuado. La paz se rompió en el imperio de Constancio II,
cuando los cuados junto con los sármatas atacaron las provincias del Danubio.
Más tarde, en los años setenta del mismo siglo, concretamente bajo el emperador
Valentiniano I, los cuados se rebelaron contra la construcción prevista de
puestos militares romanos denominados praesidia castra, directamente en
su territorio. El conflicto se precipitó
cuando el gobernador romano Marcelianus asesinó al rey cuado Gabinius. Este asesinato dio lugar a
incursiones de represalia de los cuados en el romano territorio, que no
finalizó hasta el 375 e. c[2].
La
llegada de los hunos en el año 375 a. e. c., supuso un sobresalto para los
pueblos que ocupaban la zona oriental de Europa. Los vándalos asdingos, vecinos
de los cuados se habían asentado en la región oriental de Eslovaquia y el Norte
de Hungría, emigraron en el 401 a Panonia Occidental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario