En
el año 406 vándalos asdingos, silingos, suevos y alanos iniciaron su marcha
hacia el Oeste, siguiendo probablemente la calzada romana que bordeaba el
Danubio, atravesando Augsburgo,
Cannstadt, Heidelberg hasta llegar a Maguncia donde una parte de los alanos
acaudillados por Goar decidieron prestar servicio al Imperio[1]. Entre
los autores hay discrepancias en el camino seguido y en los pueblos que se
unieron, esto se debe a lo confuso de las fuentes y, por tanto, según se de
mayor o menor crédito a uno u otra fuente. Según Schmidt el camino desde
Maguncia fue: Reims, Tournay, Amiens, Tours, Burdeos y Pamplona. En cambio
Christian Courtois, especialista en el pueblo vándalo, considera que después de
cruzar el Rhin los cuatro pueblos se separaron, solo caminaron juntos por la
orilla izquierda el camino que va desde Maguncia (Mainz), Worms, Espira,
separándose en Estrasburgo[2].
Ambrosio atribuía a la llegada de los hunos el movimiento de los pueblos
bárbaros, en cambio otros cronistas, como Orosio, Jordanes, la Crónica Gálica y
San Isidoro culpan a Estilicón por la invitación que hizo a los bárbaros de
traspasar las fronteras Imperiales. Lo que parece indubitable es que la
retirada de las guarniciones del Rhin para hacer frente a las invasiones de los
visigodos de Alarico en el 402 y a las huestes ostrogodas de Radagasio en el
año siguiente alentó a los bárbaros a cruzar el Rhin. Jerónimo cita a los
cuados y a los alamanes entre los pueblos que cruzaron el Rhin. Gregorio cita a
su vez a los vándalos y a los alamanes o suevos, lo cual confirma que el mismo pueblo se denomina suevo –la antigua― o alamán ―confederación más reciente que englobó a las
poblaciones anteriormente denominadas suevas―. Así, si un autor se guiaba por las fuentes
clásicas usaba el término suevo y si tenía fuentes actuales usaba el término
alamán. La misma Suabia es la región donde se habla el dialecto alamán. Los
pueblos que pertenecían a la confederación de los suevos en la época de Julio
César o Tácito fueron poco a poco formando la confederación de los alamanes (todos los hombres), siendo estos
herederos étnicos de los primeros.
Tropas francas defendían el paso del Rhin. La
lucha se mostró muy sangrienta e indecisa, sola la llegada de un contingente
alano acaudillado por Respendial otorgó la victoria a los vándalos y sus
aliados. Fue el 31 de diciembre del año 406 e. c., la puerta hacia la libertad
de Occidente se estaba abriendo lentamente, el Imperio comenzaba su lenta pero
imparable implosión. El mismo rey vándalo Godegiselo cayó muerte, alzándose su
hijo sobre el pavés como nuevo rey electo. Desde Maguncia la coalición bárbara
avanzó por Tréveris, Reims, Tournay, Arrás y Amiens. De aquí, en dirección
Suroeste se dirigieron hacia Toulouse, plaza defendida por el obispo Exuperio[3].
Jordanes nos dice que la proclamación del
general romano Constantino como cesar por las tropas de Britania aportó mayor
seguridad a la población de las Galias, en parte por la llegada de voluntarios
alamanes y francos que se alistaron en las legiones. La capital del Imperio de
las Galias restaurado se situó en Arlés, donde se acuñaron monedas con la
leyenda de Constantino emperador. En Hispania residían muchos primos del
emperador Honorio; cuatro de ellos eran hermanos y se destacaron por su
activismo político: Dídimo, Veriniano, Teodosio y Lagodio. El emperador
Constantino envió legados para negociar con los cuatro próceres, los cuales
rechazaron las propuestas. Los primos reunieron fuerzas entre los esclavos de
sus latifundios y se dirigieron hacia los pasos de los Pirineos. Constantino,
una vez fracasada la vía diplomática formó un ejército que puso al mando de su
hijo Constante al cual nombró co-emperador.
Extraído del Libro: Los suevos Libertadores de Hispania, autor: Fernando López de Prado López
[1] Wilhelm Reinhart,
opus cit., pág. 26.
[2] Casimiro Torres Rodríguez, El Reino de los Suevos,
Barrie, 1977, Coruña. Pág. 29.
[3] Wilhelm Reinhart, opus cit., pág. 27.
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