jueves, 28 de junio de 2018

El SEGUNDO CICLO DE INCURSIONES VIKINGAS EN ESPAÑA


El SEGUNDO CICLO DE INCURSIONES VIKINGAS EN ESPAÑA

Continuando la narración de las incursiones vikingas en España, habíamos visto que las primeras acontecieron durante el reinado de don Ramiro I de Asturias. A este rey  le sucedió  Ordoño I, que reinará entre el año 850 al 866. Las noticias que tenían los españoles sobre los hombres del norte eran escasas. Se conocía el texto del hispano-romano Pomponio Mela, que en su obra Chorographia hablaba de la mítica “La Isla de Thule”:

“Son cortas en ella las noches, porque el Sol se pone muy tarde, más en el invierno obscuras como en otras partes. En el estío claras, porque en tal tiempo levantándose ya más alto aunque él no se le parezca, alumbra todo lo que está cerca con la vecindad de su resplandor. Pero en el Solsticio no hay nada de noche, porque entonces ya más patente no solo muestra descubierta su luz y resplandor, sino  grande parte de su misma rueda[1]

Se dice que Pomponio Mela pudo haber llegado a las lejanas tierras de los normandos, a la misma Thule, patria ancestral de los pueblos europeos.

El Chronicon Albeldense nos dice:

“Eius tempore (reinando don Ordoño I de Asturias) Lordomani iterum venientes in Gallaeciae maritimis a Petro comite interfecti sunt[2]

También nos aporta datos el Chronicon Sebastiani:         

“Iterum Nordomani piratae per haec tempora ad nostra littora pervenerunt: deinde in Hispaniam perrexerunt, omnemque ejus maritiman gladio, igneque praedando ….”

Las fuentes musulmanas sitúan estas incursiones en el año 858. Los vikingos se internaron por la ría de Arousa (Pontevedra). Esta ría es ancha, dispone de numerosas playas donde es fácil desembarcar y establecer pequeñas fortificaciones. Al fondo de la ría se encuentra Iria Flavia, el puerto más próximo a Santiago de Compostela. Los vikingos sabían que era un santuario muy transitado por peregrinos, con un clero que atesoraba muchas joyas de oro y plata. En la “Elis saga ok Rosamundu”, Saga de Elías de Rosamunda, escrita entre 1126 y 1263 se cuenta:

“Mirad ahí está el hijo del viejo Julián, a quien él expulsó de su reino con ira e injustas acusaciones. No quisiera yo tal cosa de ninguna forma por todo el oro de Galicia[3].”

Los noruegos debieron llevar mucho oro de Galicia, pues en varias sagas asocian esta región con el oro.

El Chronicon Iriense también nos habla de la llegada de cien naves vikingas a las costas gallegas:

“Eo tempore C naves Normanorum in Gallaeciam venerunt, et post triennium ad propia sunt reversae[4].”

El historiador López Ferreiro[5] nos dice:

“Cual huracán se lanzaron por la ría de Arousa y pillaron cuanto quisieron en Iria Flavia, que era de aquella sede del obispado. La llegada de las noticias de la avalancha vikinga produjo la huida en trompa de todo el clero de Iria Flavia, buscando protección dentro de las murallas de Santiago de Compostela. Los vikingos una vez que consiguieron un gran botín en Iria Flavia, se dirigieron a Santiago, sitiando la plaza.  Los sitiados no tuvieron más remedio que pagar un tributo a los vikingos para librarse del saqueo. Sin embargo, a pesar de recibir el tributo, los vikingos quisieron entrar en Santiago. La llegada del conde don Pedro, del cual habla la crónica Albeldense, permitió levantar el sitio de la ciudad, matando a muchos vikingos.”

Debido a la dificultad de defender Iria Flavia de las incursiones de los vikingos, el cabildo solicitó al rey Ordoño I de Asturias que se llevase la sede episcopal a Santiago de Compostela, a unos 30 km de la costa. El rey envió una delegación al papa Nicolás I, quien lo autorizó pero con el cumplimiento de unas condiciones.

La derrota que les causó el conde don Pedro a los vikingos debió ser importante, pues de las cien naves con las que llegaron a Galicia, solo les quedaban 72. ¿Disponía el conde de una armada o la pérdida de hombres impidió a los vikingos tripular las 100 naves iniciales? Las fuentes no nos aclaran esta cuestión.

La flota vikinga levó anclas de la ría de Arousa y se dirigió hacia el sur. Las fuentes musulmanas nos dicen que los vikingos intentaron desembarcar en la costa portuguesa en el año 858. El cronista árabe Ibn Adari, nos informa que repelieron el ataque vikingo, apresando 2 barcos en los que encontraron oro, plata, prisioneros y municiones. Los setenta restantes barcos pusieron la proa hacia Andalucía, con la intención de remontar el Guadalquivir. Como vemos, los vikingos navegaban por estas costas con soltura, iban a tiro hecho. Después de saquear las márgenes del Guadalquivir, desembarcaron en Algeciras, saqueando la ciudad e incendiaron la mezquita. A continuación atacaron la costa del norte de África,  para después dirigirse a Murcia, desembarcando y tomando la plaza de Orihuela.

Los incansables vikingos, pusieron rumbo a la islas Baleares, haciendo incursiones en Mallorca, Ibiza y Formentera.

 Se acercaba el invierno y los vikingos deciden poner la proa de sus drakkars en dirección a la costa francesa donde piensan invernar. Realizan saqueos en la cuenta del Ródano. Toman en el Rosellón numerosas plazas: Arles, Elna, San Genis de Fontanes, etc. En Cataluña saquearon Ampurias y Bañolas. Habían logrado un gran botín y necesitaban invernar para reparar las naves y dar descanso a los hombres. En la Camarga, cerca del valle de Rodano establecen el campamento de invierno. De vuelta a las costas andaluzas, tuvieron algún encontronazo con los musulmanes en la desembocadura del Guadalquivir. En este momento las fuentes musulmanas dicen que las naves vikingas eran 62[6].

Los cronistas musulmanes Nowari y Ibn Khaldún cuentan que los vikingos remontaron el Ebro hasta la misma Pamplona haciendo prisionero al rey navarro don García. Este rey tuvo que negociar su liberación mediante el pago de 90.000 dinares. En su regreso volvieron a atacar la costa gallega, incrementando su tesoro.

En estas incursiones los vikingos no tenían intención de establecer un asentamiento permanente en España. Veremos en la tercera serie de incursiones, entre 968-971, como los normandos llegaron a Galicia con un poderoso ejército para establecer una nueva Normandía.

En el año 905, el rey de Asturias,  don Alfonso III mando construir un castillo para mejor defensa de la catedral de Oviedo contra los ataques vikingos.

“Navales gentilitas pirático solent exercitu properare[7].”








[1] La Geographia de Pomponio Mela, Madrid 1642, Libro III, cap. IV. Traducción de Luis Tribaldos.
[2] España Sagrada XIII, página 454.
[3] Elis saga ok Rosamundu. Ed. E. Kölbing. Heilbronn, 1881, cap. 2
[4] España Sagrada XX, página 602
[5] A. López Ferreiro, Historia de la Santa A.M. Iglesia de Santiago de Compostela, tomo II, pág. 148.
[6] Vicente Almazán, Gallaecia Scandinavica, Editorial Galaxia, 1986, pág. 95.
[7] España Sagrada, XXXVII, pág. 216.

miércoles, 27 de junio de 2018

Las Primeras Incursiones Vikingas en España



Las Primeras Incursiones Vikingas en España

La primera noticia de la llegada de vikingos a España la sitúa en el año 844. El obispo Prudencio, de origen español  que participó en la redacción de los Annales Bertiniani, del monasterio de San Bertín, en la actual Bélgica nos aporta interesantes datos. Según estos Annales, los vikingos llegaron a España en el año 844 empujados por una tempestad en aguas del Cantábrico, desembarcando en las costas gallegas. Las incursiones en la costa francesa son poco anteriores, con lo cual es de suponer que esta incursión del 844 debió ser la primera que hicieron los vikingos en España. Prudencio escribió al respecto:

“Nortmanni per Garrondam Tolosam usque proficiscentes, praedas passim impuneque perficiunt; unde regressi quídam Galliciamque adgressi, partim balistatariorum occursu, partim tempestate maris intercepti dispereunt; sed et quídam eorum ulterioris Hispaniae partes adorsi, diu acriterque cum Sarracenis dimicantes, tándem victi resiliunt”[1]


 El Chronicon Albeldense confirma estos datos:

“Eo tempore (Reinado de Ramiro I) Lordomani in Asturias venurunt[2].

El Chronicon Sebastiani es más exacto y durante el reinado de Ramiro I afirma:

“Itaque subsequenti tempore Nordomannorum clases per septentrionalem Oceanum ad littus Gegionis Civitatis adveniunt, et inde and locum qui dicitur Farum Bergantium, perrexentunt: quod ut comperit Ranimirus jam factus Rex, misit adversus eos Exercitum cum Ducibus et Comitibus, et multitudinem eorum interfecit, ac naves igne combusit: qui vero ex eis remaserunt, Civitatem Hispaniae Hispalim irruperunt, et praedam ex ea capientes plurimos Chaldaeorum gladio atque inge interfecerunt[3].


Durante esta época surgió la leyenda del obispo Gonzalo de la diócesis de Bretoña (antecesora de la diócesis de Mondoñedo, Lugo): al llegar a la entrada del río Masma un gran número de embarcaciones vikingas, los habitantes acudieron a la protección del obispo, al que consideraban santo. Gonzalo rezó pidiendo la protección del cielo contra el ataque y entonces se desató una gran tempestad que hundió la mayor parte de la flota invasora. Estos poderes del obispo Gonzalo nos recuerdan a los que tenían los santos irlandeses Aed y Patricio.

Los hechos parece que fueron los siguientes: los vikingos llegaron por primera vez a España durante el reinado de Ramiro I y realizaron varias incursiones por la costa cantábrica en dirección al oeste hasta llegar a la Coruña. En esta plaza entraron en batalla y sufrieron una grave derrota, tanto en bajas humanas como en la pérdida de barcos.  Los vikingos después de ser derrotados en la Coruña, buscaron venganza en Sevilla, donde llegaron el 1 de octubre del año 844. La flota vikinga bajo por la costa de Portugal entrando en el estuario del Tajo y saqueando la ciudad de Lisboa durante trece días. En esta época Lisboa estaba en territorio sarraceno.

Partieron los vikingos hacia el Sevilla, entrando en la desembocadura del Guadalquivir, donde saquearon la plaza de Sevilla, hecho que narran con detalle las fuentes musulmanas. Los vikingos sembraron el pánico por toda Andalucía.

El número de naves vikingas varía según la fuente consultada. Algunas fuentes dicen que las embarcaciones quemadas en la Coruña fueron unas 70 y que llegaron a Sevilla otras 80 naves.

Lo más seguro es que no navegasen todas juntas sino en flotillas que se reunían para el asalto de la costa.
El relato de Ibn al Cutia, del siglo X, dice que los vikingos destruyeron en aquella ocasión la mezquita de Sevilla y la muralla de la ciudad. Las bajas vikingas fueron 16000[4], a todas luces excesivas, pues probablemente no habría tantos vikingos navegando en el océano Atlántico en el año 844.

Cuando los vikingos llegaron a Sevilla por segunda vez en el periodo 858-859, los musulmanes estaban bien preparados y los rechazaron en el estuario del Guadalquivir, sin poder saquear Sevilla.

Vicente Risco[5] nos dice que el líder de la expedición vikinga del año 844 fue Wittingur, Howich o Bjoern Cote-de-Fer, este último también sería el líder para el historiador Murgía.

El historiador Vicente Almazán, que ha estudiado con detalle este periodo no pudo encontrar la fuente en la que se basaban los dos anteriores autores para asignar el mando de la expedición. Por el momento la historia no lo puede esclarecer.







[1] Momumenta Germ. Hist. Script I, pág. 441
[2] España Sagrada, XIII, pág. 453.
[3] España Sagrada, XIII, pág. 489.
[4] Gallaecia Scandinavica, Vicente Almazán, Editorial Galaxia 1986. Vigo.
[5] Historia de Galicia, Vigo, 1978, pág. 41.

martes, 19 de junio de 2018

LOS MITOS EN EL ODINISMO


El Odinismo es una religiosidad que se fundamenta en mitos. Todos tenemos una idea general sobre qué es un mito, no obstante necesitamos reflexionar sobre que implica que nuestra religiosidad se fundamente en mitos y no en dogmas.

El mito nos habla de una historia sagrada, un acontecimiento primordial que sucedió al comienzo del tiempo. Mirce Eliade en su obra “Lo Sagrado y lo Profano” nos define con claridad que es el mito:

”La historia de lo acontecido en illo tempore, el relato de lo que los dioses o los seres divinos hicieron al principio”

Lo sagrado para nuestros antepasados era lo verdaderamente real, lo profano carece del fundamento ontológico del mito, careciendo de un modelo ejemplar, de un arquetipo.

La agricultura, la metalurgia, el comercio y en general todas las actividades esenciales para nuestros antepasados, tenían sus arquetipos en los mitos revelados por los dioses o lo héroes civilizadores. En nuestra sociedad, las actividades productivas se han desacralizado, convirtiéndose en actividades profanas, han perdido su vinculación con los mitos fundacionales de nuestra sociedad, siendo actividades extenuantes, grises, que carecen de una apertura hacia el mundo espiritual.

Las actividades profanas, por tanto desvinculadas de los modelos arquetípicos, nunca nos pueden satisfacer plenamente, nos podrán dar recursos económicos, pero no nos realizaremos plenamente en ellas. Esto lo vemos en nuestro día a día, pensando en el fin de semana o las vacaciones donde podemos desarrollar actividades que sí nos realizan, que dan sentido a nuestras vidas y que justifican nuestro trabajo laboral. La respuesta a este sin sentido del mundo laboral es incrementar nuestra religiosidad; cuanto más religiosos somos, mayor es la vinculación de lo que hacemos en cada momento con los mitos. En cada cosa que hacemos buscamos una conexión con lo que hicieron nuestros ancestros y los dioses. Aquí surge la necesidad de conocer bien la mitología, de interiorizarla para que de forma espontánea nos religue con lo sucedido al comienzo de los tiempos, ab initio.

Los mitos nos describen en ocasiones sucesos dramáticos, nos muestran facetas de la naturaleza divina y humana que entran en colisión. Nos hacen reflexionar sobre lo contradictorio de los impulsos humanos y la dificultad de encontrar el equilibrio en la vida. Dioses como Loki y sus hijos son un lado de la naturaleza que nos sobrepasa, que nos conducen de nuevo al caos, que en los primeros tiempos pareció vencido por los dioses, pero fue una victoria momentánea. En nuestras vidas debemos continuar la obra civilizadora de los dioses, somos los hombre de hierro que anhelamos vivir en Hiperboria o Thule.

Esta nostalgia de recuperar la edad de oro la sufrieron también nuestros ancestros y es una de las fuerzas psíquicas más poderosas. Sin esta nostalgia no tendríamos el deseo ni la fortaleza para encaminar la lucha que nos corresponde como hijos de Wotan. El Ragnarök está próximo o incluso vivimos inmersos en él. Nuestra forma de concebir la historia no es lineal, sino cíclica, cada suceso mítico no tiene principio ni fin, debemos concebirlo como un círculo o elipse, por tanto el nacimiento de los dioses y el Ragnarök están constantemente repitiéndose, manifestándose en nuestras vidas.

Los mitos nos explican por qué y cómo han surgido las cosas que nos rodean, sean estas galaxias, estrellas, planetas, montañas, ríos, plantas, animales, la humanidad, etc. La creación es una manifestación de la potencia divina en su plenitud. Como dice Mircea Eliade: “los dioses crean por exceso de potencia, por desbordamiento de energía”. Los mitos de la creación de seres son los más sagrados, en ellos la presencia divina adquiere su máximo poder. Constituyen los arquetipos máximos de la conducta del hombre religioso.
El hombre religioso se hace a sí mismo al realizar en su vida los arquetipos divinos.

La dificultad que nos surge, debido a que vivimos en una sociedad profundamente profana, es la reinterpretación de los mitos para que estos recuperen su capacidad de religarnos con lo divino. Muchas veces vemos los mitos como historias simpáticas, como comics de superhéroes, cuando son algo muy distinto.

Vamos a escoger un mito del Edda mayor, el Canto de Vafthrudnir, forma parte de los viajes en búsqueda de más conocimiento que Odín realiza por los nueve Mundos. En sus viajes, Odín penetra con su espíritu divino la esencia de los seres. En el Canto Vafthrudnir, Odín vista a un gigante del mismo nombre para poner a punto su teoría del conocimiento, su gnoseología.

Comienza el canto preguntando Odín a su esposa: ¿Debería yo visitar a Vafthrudnir? Le confiesa Odín a Frigg, que desea conocer al sabio gigante, hermanar secretos en un duelo a muerte. Su esposa, le responde que su consejo “es que en casa te quedes”. ¿Para que exponer su vida y con ella el devenir del Universo por adquirir un poco más de sabiduría, cuando atesora tanta? Además añade Frigg, que nadie tiene mejor juicio que ella.

Odín le responde “Mucho he viajado, mucho he aprendido. Mucho he preguntado a los Dioses. Me arriesgaré a visitar a Vafthrudnir y ver con mis ojos su morada”. Es mucho lo que se juega Odín, pero solo él sabe por qué es tan necesario este viaje.

Frigg, ante la decisión tomada por el padre de los Dioses, le desea su triunfo y que regrese sin daño.

Odín se presenta en el Palacio del Gigante y le dice: “Ardo en deseos de conocer si tú eres sabio a medias, o todo un sabio, tal como he oído.”

El gigante le responde quien es él para lanzar palabras amenazadoras. El juego mortal se pone en marcha: ”A menos que no seas de los dos el de más saber no abandonarás este Palacio con vida”.

Odín, se presenta como Gagnrad, como es costumbre en él, en sus viajes no revela su nombre auténtico, se mimetiza con los lugareños para poner en marcha sus planes. El gigante le hace a Odín cuatro preguntas que responde perfectamente. Pasa el turno de preguntas a Odín y el gigante responde con erudición cada una de ellas. Llega a la pregunta doceava y el gigante sigue sin fallar. Por el tipo de reto se entiende que el primero se equivoque perderá la cabeza, lo lógico sería que el gigante pasase a preguntar, pues esto le da la iniciativa al escoger que preguntará. ¿Cómo interpretar esto? Yo creo que el gigante llevado por su vanidad quiere dar una lección a Gagnrad: que contemple su grandeza.

Odín, de forma “humilde” (si es que podemos atribuir este concepto a Odín) a partir de la pregunta treceava comienza cada pregunta con el estribillo “Mucho he viajado, mucho he indagado, mucho a los dioses pregunté”

El gigante responde un sinfín de preguntas. Cuando Odín ya ha adquirido las respuestas que buscaba, hace una pregunta que solo él puede responder con la que la victoria es segura. Podría haber comenzado por esta pregunta y haber ganado sin arriesgarse, pero Odín vino a aprender cosas del gigante.

“¿Qué susurró Odín al oído de su hijo antes de que Baldr fuera llevado a la pira?”

El gigante es consciente de su error, se ha enfrentado a Odín y el juego ha terminado. Su autocomplacencia y vanidad le han matado.

“Solo tú sabes eso, lo que hace mucho tiempo dijiste en el oído de tu hijo: mis labios, a la muerte abocados dijeron mi antiguo saber y hablaron del Ragnarök”.

¿Necesitaba Odín confirmar o ampliar su conocimiento sobre el Ragnarök? Parece que si por las últimas palabras de Vafhrudnir. Cada uno de nosotros debemos indagar en la enseñanza que tiene para nuestras vidas. Odín es nuestro guía y no cuenta historietas.




El Espíritu de Pueblo (Volksgeist)



El Espíritu de Pueblo (Volksgeist)


En todas las épocas los poderosos han intentado aumentar su poder hasta el límite del aguante de los pueblos. Nuestra época no iba a ser distinta. Las ideologías que pretenden imponer a todos los pueblos de la humanidad, sin importar sus historias, costumbres, tradiciones y economías, la vemos avanzar lentamente.

Los Odinistas, como comunidad religiosa no vamos a renunciar al legado de nuestros ancestros, por mucho que nos pretendan convencer de las bondades de estas ideologías creadas desde la ingeniería social.

Por este motivo, los Odinistas reflexionamos sobre quiénes somos y hacia donde caminamos juntos como pueblo constituido por los hijos de Gaut.

Nuestra religión, como todos los politeísmos es respetuosa con todas las creencias, pues opinamos que cada pueblo debe seguir su religión ancestral. Los odinistas no queremos convertir a ninguna persona, ni convencerle de nuestra superioridad moral. Simplemente queremos vivir conforme a las creencias de nuestros ancestros.

Uno de los conceptos más fecundos del Odinismo es el Espíritu del Pueblo (Volksgeist). Este concepto fue desarrollado por filósofos europeos del siglo XVIII para poner de relieve la  naturaleza de los distintos pueblos, en contraposición de la Ilustración, que negaba las peculiaridades genuinas de cada grupo humano.

Hegel (1770-1836) nos dice que el sentimiento que cada pueblo tiene de sí y de sus posesiones, instituciones, costumbres, pasado, etc., constituye una entidad: es el Espíritu del Pueblo (Volksgeist). Es un espíritu determinado por la historia.

Herder (1744-1803) define el Espíritu del Pueblo como las fuerzas creativas que habitan inconscientemente en cada pueblo a través de su lengua, la poesía, la historia, el derecho, etc.

En un magnífico texto Herder condensa lo que nuestros ancestros nos han transmitido a través del Espíritu de nuestro Pueblo:

“Puesto que el hombre nace de una raza y dentro de ella, su cultura, educación y mentalidad tienen carácter genético. De ahí esos caracteres nacionales tan peculiares y tan profundamente impresos en los pueblos más antiguos que se perfilan tan inequívocamente en toda su actuación sobre la tierra. Así como la fuente se enriquece con los componentes, fuerzas activas y sabor propios del suelo de donde brotó, así también el carácter de los pueblos antiguos se originó de los rasgos raciales, la región que habitaban, el sistema de vida adoptado y la educación, como también de las ocupaciones preferidas y las hazañas de su temprana historia que le eran propias. Las costumbres de los mayores penetraban profundamente y servían al pueblo de sublime modelo.”
J. G. Herder Ideas para una Filosofía de la Historia de la Humanidad 1784-91.





lunes, 11 de junio de 2018

LA RELIGIOSIDAD NÓRDICA SEGUN HANS GUNTHER

El profesor Hans Günther escribió un ensayo titulado Religiosidad Nórdica que aborda las cuestiones de definir y de recuperar la pureza espiritual de los protoindogermanos.
Para este profesor de las Universidades de Jena, Friburgo y Berlín, el factor genético es un elemento clave en el devenir humano. La influencia de la psicología genética de Ludwig Ferdinand Clauss y de su obra Die nordische Seele (El Alma Nórdica) es patente. Clauss sostiene que cada grupo genético posee una forma innata de estar en el mundo y de aprehenderlo, un modo genéticamente condicionado, tanto de sentir como de expresar ese sentir.
Hans Günther sostiene que los diversos pueblos indoeuropeos son evoluciones en mayor o menor medida del Urvolk, que se disgregó a finales de neolítico reciente. El Urvolk es identificado como el pueblo nórdico de genética más pura. La cuestión del origen geográfico, el Urheimat del Urvolk es determinada en base al estudio de la genética original o Urrasse.
Günther conocía las teorías de George Dumezil y de los miembros de su escuela. Mediante el método comparativo, habían descubierto la conservación de una serie de categorías religiosas y sociales en las mitologías de los pueblos indoeuropeos que se podían remontar al tiempo primigenio del Urvolk en Urheimat.
En la búsqueda de los rastros del espíritu del Urvolk, Günther considera que los griegos y los romanos conservaron muchos elementos esenciales de la religiosidad del Urvolk. Considera que los celtas estuvieron muy influenciados por la antigua Europa preindoeuropea. Ejemplos de elementos exógenos serían las castas brahmánica y druídica. La vía contemplativa no sería propia del Urvolk. Los pueblos indoeuropeos serían genéticamente nórdicos en su origen (germanos, romanos, griegos e indoiranios). La tesis central del ensayo es la existencia de una genética nórdica, que genera unas formas de vivir lo sagrado, tanto en la dimensión anímica como en la dimensión psicológica.
Günther observa en la figura de Odín y en el orfismo elementos exógenos a la espiritualidad del Urvolk. Las prácticas que conducen a la realización de lo incondicionado, la iluminación del yo están fuera del alma nórdica. El hombre nórdico se presenta al “estar ahí”, en este mundo, sin preocuparse por el post mortem.
Cumplir el propio destino es llevar al límite la realidad, la verdad que anida en el interior de cada ser humano. El hombre oriental acepta lo que le depara el destino con la cerviz baja. El hombre nórdico batalla contra el destino, sin caer en la desesperación. Una vez perdida la esperanza, lucha sin ella, amando la lucha. En la lucha sin esperanza materializa su heroísmo y su libertad.
Toda decisión ética de un alma nórdica nace de una “conciencia autónoma”, contraría a los preceptos del druidismo. De igual modo, los dioses Vanes no encajan en la religiosidad germánica, parece que fueron incorporados durante el asentamiento de los germanos en el área danubiano-balcánica. También debió suceder algo similar en la religiosidad griega con el culto a Dioniso, procedente según los estudiosos de los Balcanes y de Asia Menor. El espíritu griego nunca llegó a asimilar plenamente el culto dionisíaco. Homero apenas cita a Dioniso, siendo posible rastrear su progresión en el panteón divino, desde una divinidad extranjera de pelo oscuro a un dios griego de cabellera rubia.
¿Cuántos elementos de la personalidad de Odín/Wodan se nos muestran como no indoeuropeos o al menos no germánicos? Odín en su impenetrable mezcla de engaño y de sublimidad, no encaja en el modelo de dios germánico o indoeuropeo. Su culto presenta un aura religiosa extraña a la germánica e indoeuropea. ¿Cuánto de los Eddas es fruto de la influencia semita en los poetas? ¿Qué elementos de la personalidad de Wotan se asocian a la figura indoeuropea del Padre celeste? En Júpiter y Zeus, esta vinculación con el padre celeste está implícita con la etimología de sus nombres. Andreas Heuler , ha subrayado: “la mitología de los Eddas es esencialmente una creación poética islandesa y noruega de los siglos vikingos”.
Según Erik Therman, muchas sagas de los Eddas no formaron parte de la religiosidad popular germánica, fueron concepciones religiosas de los príncipes y de los nobles vikingos. Wotan era inicialmente un dios de la guerra y la poesía, su etimología procede del término protogermano uat, que significaba “espiritualmente sobrexcitado”. Esta raíz la han encontrado los lingüistas en el sánscrito, el persa y el latín; en este último tenemos el término vates que significa poeta vidente. En la lengua gala tenemos el término uati, que significa, vidente, adivino, profeta, oráculo. En gales el cognado es gwawd y en irlandés faith.
Hans Günther opina que Wotan nunca fue popular entre la clase de los hombres libres; fueron los vikingos, al final del paganismo quienes encumbraron a Wotan. No hay otro dios del ámbito indoeuropeo que asuma tantas y tan variadas funciones: guerreras, mágicas, chamánicas, soberanía, posesión de una sabiduría iniciática, conocedor del futuro, etc. La figura de Wotan, en opinión de Günther no es útil para conocer la religiosidad de los protoindoeuropeos. Las fuentes literarias que se han conservadas están muy influenciadas por la ideología de los poetas y de los nobles a quienes servían.
Sin duda, la opinión del profesor alemán nos cuestiona muchas ideas preconcebidas. No debemos aceptar sin una crítica inicial el contenido de los Eddas, pero tampoco cuestionarlo todo sin justificar porque lo cuestionamos.
Hans Günther, siendo alemán, nos invita a encontrar una parte importante de la espiritualidad del Urvolk en la la obra de Goethe, pero también en las obras clásicas, en especial en las obras de Platón, Cicerón y de los filósofos estóicos. Todo un halago a la cultura clásica de un profesor comprometido con el estudio de la cultura germánica.


domingo, 10 de junio de 2018

LA PERVIVENCIA DE LAS DIVINIDADES CELTAS Y GERMÁNICAS EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO


LA PERVIVENCIA DE LAS DIVINIDADES CELTAS Y GERMÁNICAS EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO

Las religiones nunca desaparecen por completo, siempre sobrevive una parte de la religión antigua en la nueva, incorporándola para facilitar la transición entre las creencias. Los celtas y germanos asimilaron muchos elementos de la religión megalítica, que tuvo una gran expansión por el oeste europeo. Con la cristianización de las naciones celtas y germánicas, sus creencias, sus costumbres y sus dioses no pudieron ser lavados simplemente por el bautismo, persistiendo en el corazón de los europeos muchos siglos después.

Un número importante de festividades, mitos y héroes paganos permanecen aun hoy en día insertados en el cristianismo europeo. Los procesos de adaptación y mimetismo duran siglos, unas veces se conserva el nombre pagano inicial, en otras ocasiones se adopta un nombre cristiano, pero si se escarba, debajo subsiste la vinculación con un mito o una leyenda pagana. Muchos de los santos de los primeros siglos del cristianismo son de difícil filiación, sus vidas y milagros contienen tantos elementos paganos que con el paso de los siglos fueron depurados para no levantar sospechas. A medida que el proceso de catequización era más intenso, era evidente que muchos milagros de los santos eran más propios de los demonios paganos que de Cristo. La hagiografía como disciplina de la teología católica que estudia la vida de los santos, ha cambiado sus paradigmas según cambiaban los tiempos, con la finalidad de difundir su mensaje (verdadero o falso) de una manera más eficaz entre la población europea. Animo al lector a leer la Leyenda Dorada, del dominico Jacobo de la Vorágine, obra que los teólogos cristianos consideran fantasiosa, pero que durante la edad media fue ampliamente copiada y contada al pueblo como una verdad indubitable.

El héroe solar san Miguel, vencedor del combate con el dragón Infernal, san Cristóbal, un nuevo Atlas, la gran diosa madre virgen, con su hijo divino, etc., son ejemplos por todos conocidos, independientemente si hemos sido o no cristianizados.


El dios Aed y San Aed

Aed, en irlandés significa fuego. En las sagas irlandesas designa al dios solar que posee capacidad de lanzar rayos y truenos. El rayo fue siempre considerado un atributo de los dioses de las primeras funciones. Entre los latinos y los griegos, el padre de los dioses, Zeus y Júpiter lanzaban su terrible rayo sobre aquellos que el castigo divino debía recaer. Thor era el dios del rayo y del trueno, el campeón de los dioses contra los gigantes, al igual que su primo, también pelirrojo, el hindú Indra.

Fue cristianizado como San Aed. Se cuenta que el obispo y San Aed en una visita a un monasterio femenino le estaba sirviendo una joven que Aed percibió que estaba en cinta, hecho que no era conocido en la comunidad. Para evitar contaminarse Aed salió del monasterio. La joven más tarde confesó el pecado y San Aed bendijo el vientre que desapareció. San Aed era famoso por curar con una piedra los dolores de cabeza, en una ocasión curo a Santa Brígida (Brigit). Falleció en el año 589.

La diosa Ann o Dana y su cristianización como Santa Ana

La diosa solar protohistórica Dann, Dana o Ann, epónima de los Tuatha Dé Danann (tribu de la diosa Danann) fue venerada como diosa triple, según el esquema tradicional: en la forma de niña, mujer y anciana. Esto se debía a que la diosa regía todas las etapas de la vida humana: desde el  nacimiento a la muerte. Actividades agrícolas, artesanales, el comercio, la guerra, etc., estaban bajo su poder. Cada una de su hipostasias recibía un nombre: Macha, Mórrigan, Badbh, etc. Su profunda presencia en el inconsciente del pueblo europeo facilitó su asimilación con Santa Ana, la supuesta abuela de Jesús. La Biblia no menciona a Santa Ana. Toda la información que se tiene de Santa Ana procede de los evangelios apócrifos, condenados por la Iglesia católica como fuente de doctrinas falsas y heréticas. El culto de Santa Ana, no se fundamente en las escrituras; surgió en la Galia y de ahí se expandió por los países de substrato celta.




Brigit y Santa Brígida

La diosa irlandesa Brigit, era similar en funciones a la diosa Dana. Era la madre divina, la diosa soberana, madre de las estrellas, protectoras de los poetas, curanderos, herreros, alquimistas, etc. Estas creencias fueron asimiladas al culto de Santa Brigit, madre abadesa del monasterio de Kildare, en el mismo lugar donde estaba el centro de culto de la diosa Brigit. En el cenobio se daba culto al fuego, cuidado por 19 monjas (vírgenes) que se turnaban cada día. El vigésimo día, se encargada del fuego Santa Brigit. Las analogías con el Templo de Vesta y las vestales no pasaron desapercibidas.
Un bardo cantó a la diosa Brigit; “La llama pura, inextingible y sin ceniza de los Gaels”. Las diosas y los dioses irlandeses eran dioses generalistas, con muchas funciones y poco especializados. En Brigit estaban presentes las funciones de protección del ganado, la cosecha, los partos, los niños, etc.

Su símbolo es la esvástica solar, cristianizada como cruz de Santa Brígida, protectora frente al fuego. Su festividad cristiana se celebraba el 1º o 2º de febrero. El fuego de Santa Brigit se mantuvo encendido en el cenobio, sin interrupción desde la fundación en el siglo VI, hasta que las autoridades religiosas en cumplimiento de la normativa emanada de la contrarreforma obligaron a apagarlo. Era demasiado pagano y poco bíblico.

Según la medievalista Paula Berger, en el personaje de Santa Brigit se encuentra la translación de elementos de la antigua diosa Brigit a la santa. Las biografías sobre santa Brigit presentan notables incongruencias, esto ha llevado a finales del siglo XX a un intenso debate sobre su historicidad. La cuestión no es banal, pues Santa Brigit es patrona de Irlanda.

El nombre de Brigit, procede del protoindoeuropeo, significando altura, alto, elevado, eminente, sublime. Las ciudades con términos que contienen la raíz burg/berg, suelen encontrarse con frecuencia en los países germánicos y celtas.

  
San Brando, San Borondón

El dios celta Bran (irl. cuervo) tenía las funciones de la magia, el acompañar a las almas de los fallecidos al Otro mundo (psicopompo), entre otras. El relato del viaje de Brandan, Navigatio Brandanis, cristianizado como San Brandán, Borondón, Barondón, etc. En su viaje San Brandan recala en una maravillosa isla situada en medio del océano. Es la isla Afortunada, donde viven los muertos, un paraíso natural. Cuando regresa a su patria percibe que todo ha cambiado, da la impresión que han transcurrido siglos. El primero de los navegantes que salta a tierra, se convierte en polvo y entonces Brandán ordena hacerse de nuevo a la mar.

El viaje se San Brandán, escrito por un poeta de la corte anglonormanda de de Enrique I es un relato que se enmarca dentro de la literatura fabulosa de inspiración céltica, como las obras del ciclo Artúrico y del Graal. Este libro tuvo gran influencia en Castilla en la exploración de las islas Canarias, también llamadas afortunadas. Hay una leyenda de una isla en el archipiélago canario que aparece y desaparece, situada entre las islas de Palma, la Gomera y Hierro. Durante los siglos XVI al XVIII se organizaron expediciones para encontrarla. El ingeniero al servicio de Felipe II, Leonardo Torriani llegó hasta describir sus dimensiones.

 El dios celta Gobbán y Santa Gobnait

Gobban o Goibnui es el dios celta herrero, análogo al dios Vulcano latino o al Hefesto griego. Las analogías entre los panteones nunca son exactas. En el caso irlandés, sus dioses no están tan especializados como los germánicos o los griegos. Nuestro Gobbán además de ser dios de la metalurgia, es el dios del Mundo subterráneo, preside los festejos de los muertos. Por lo tanto es una especie de Vulcano y Plutón, salvando las diferencias. La vida en el infierno celta es apacible. Se consumen bebidas y alimentos mágicos que otorgan a los muertos la inmortalidad. La cerveza y los cerdos siempre se regeneran, como sucedía con jabalí que comen los guerreros del Valhalla, Saehrimnir que se cocinaba todos los días y volvía a estar entera cada noche.

Santa Gobnait (irl. Pequeña herrera) es venerada en Ball Vourney, condado de Cork, probablemente un antiguo santuario celta, donde hay restos de minería y metalurgia. Era hermana de Santa Abban, en su familia había un profunda disputa y huyó a la isla de Aran. Allí un ángel le dijo “no es el lugar de tu resurrección”. El ángel le dijo a Santa Gobnait que debía buscar un lugar donde pastasen nueve ciervos blancos. Tenía gran admiración la santa por las abejas, predicando que las almas abandonaban los cuerpos en forma de abeja. Esta doctrina es contraria a la resurrección de los cuerpos del cristianismo. Esta teoría estaría más próxima de una metempsicosis o transmigración de las almas de un cuerpo a otro.
A un bandolero que robaba ganados le obligó a devolverlos a sus propietarios al ordenar a un enjambre de abejas atacar al bandolero. La santa vivió en Irlanda, entre los siglos V y VI.

San Patricio


En irlandés antiguo se escribe Cothraige y en irlandés moderno Pádraig. Se enfrentó según la leyenda a los druidas, venciéndolos en combates mágicos. Poseía la ciencia de la adivinación, podía generar tormentas a voluntad, hacer que un discípulo caminase entre las llamas de un fuego sin sufrir daño, mientras que hacía que el druida se quemase. Estos poderes son los propios del dios Lug.

Santa Eulalia de Mérida

Santa Eulalia en su juventud fue una mujer pagana que había adquirido el conocimiento de una poderosa magia. Se ha relacionado a Santa Eulalia con la diosa celtíbera Ataecina, una diosa de la fertilidad, la muerte y la naturaleza. En la romanización Atecina fue asimilada a Proserpina, como se ha podido leer en la inscripción: “Dea Ataecian Turibrigensis Proserpina”. En Galicia fue venerada como lo confirma la lápida encontrada en Padrón: “Ataecín e Inferica” su culto fue muy popular en los primeros siglos del catolicismo en Extremadura, Salamanca, Galicia y Cataluña.

San Froilán

Según la leyenda nació en la ciudad de Lugo, fuera de los muros de la muralla, más debajo de la “Porta Miña”, un lugar que aun no está edificado y en el cual una lápida recuerda su nacimiento.

San Froilán procedía de una noble familia visigoda, con buenas relaciones con la corte. Durante el siglo IX san Froilán se dedico a evangelizar a una Galicia y el Bierzo que eran profundamente paganas en su espíritu. Disponía san Froilán de un burro y de bastantes libros, lo cual nos indica que era de familia con posibles. Un día mientras dormía un hambriento lobo mató y devoró a su burro. Al día siguiente al observar los restos de su fiel burro, San Froilán llamó al lobo, el cual se presentó y le dio la misión de portar sus hatillos con los libros, la ropa y otros útiles para la vida nómada. El lobo le sirvió durante toda su vida como misionero con gran lealtad, siendo inseparables. La domesticación de las fieras salvajes es un tópico en las leyendas celtas y las sagas germánicas. Lug, Wotan, los druidas y los magos como Merlín, tenían una especial vinculación con el lobo.

San Froilán no era buen orador, se dice que era tartamudo. Según su biografía legendaria, dios le reveló que debía introducir brasas ardientes en su boca para corregir la tartamudez. No solo no se quemó, sino que adquirió el don de la profecía. En el mundo indoeuropeo muchas veces el dios de una función carece del órgano relacionado con esta. Odín es tuerto y es un gran vidente. Tyr es manco y es un gran combatiente, al cual saludan los guerreros antes de la batalla. El dios veda Bhaga es ciego y es el encargado de repartir las partes de forma justa. El también dios veda, Savitr, es el dios que impulsa los sucesos, perdió las dos maños, Nuada, el rey de los Tuatha De Danann pierde una mano en una batalla lo cual le obliga a abdicar, pero la actuación e Miach le hace una mano de carne y puede volver a llevar a los dioses a la batalla.

La etimología de Froilán la podemos reconstruir. Está documentado en el año 1119 el nombre Froila, forma sincopada de Fronila y Frunila. Froilán procede del visigodo, al ser latinizado se paso a escribir como Fronilanus y el genitivo Fronilani.
Frunila es equivalente al Brunila o Brunilda que proviene de Brun-hild o Frun-hild. Hild o Hilde era el nombre de una diosa madre germánica con atributos similares a los de la diosa nordica Freyja. Una condesa lucense figura en un pergamino en el año 1178, con el nombre Fronilde.
En gótico “Fraujis” significa señor y “Hild” significa batalla guerra. Si suponemos que Froilán proviene de la latinización del Fraujishilde significaría señor de la guerra. Otra posibilidad sería Fraujisila, donde “ila” significa un diminutivo en la lengua goda, con lo cual Froilán significaría pequeño señor.