viernes, 29 de marzo de 2019

Mannerbunde y las Órdenes Guerreras Indoeuropeas


Mannerbunde y las Órdenes Guerreras Indoeuropeas

Miguel de Cervantes en su obra los Trabajos de Persiles y Seguismunda nos explica mucho antes que Bram Stoker que es la lincantropía:

“¡Hay una enfermedad, que los médicos llaman manía lupina, que es tal que al que la padece, le parece que se ha convertido en lobo y aúlla como lobo, y se junta con otros afectados por el mismo mal, anda en manadas por los campos y los montes, ladrando como perros y aullando como lobos y despedazan los árboles, matan a quienes se encuentran y comen carne cruda de los muertos”.

Como veremos, esta descripción de Miguel de Cervantes tiene muchos puntos en común con los guerreros juramentados indoeuropeos.
La palabra germánica bund significa atar juntos, en un sentido más profundo que el expresado por la atadura física a través de cuerdas. La palabra alemana bund comparte la misma raíz que las palabras inglesas bind, band y bunle. Todas ellas proceden de una misma raíz protoindoeuropea rescontruida como *bhendth que en el indoiranio dio el término *bhandh.

El Mannerbund era un grupo de guerreros unidos por un juramento. Se denominaban estas bandas o cofradías guerreras como “here” o “heri”, un término que tiene el significado de pillaje, banda de saqueadores. No eran un ejército formal, con una misión defensiva-ofensiva contra las tribus vecinas.
Su mentalidad era más próxima a que manifestarán siglos después los vikingos. Los integrantes de estas bandas de asaltantes eran jóvenes que no poseían tierras ni suficiente riqueza para subsistir, ni para progresar socialmente. Se unían para enriquecerse con el robo y el saqueo de tribus que se encontraban a cientos de kilómetros. Las campañas se realizaban en verano, regresando a sus casas con el botín conseguido (ganado, joyas, armas, etc.). Tácito en su Germania nos dice que la riqueza en los pueblos germánicos se basaba en la posesión del ganado.

No debemos perder de vista que Rómulo y Remo formaron una cofradía de guerreros en su juventud, cuando eran pobres, viviendo del producto del saqueo. Una vez que consolidaron su banda pudieron enfrentarse a su tío, que había destronado al legítimo rey (su abuelo). El animal sagrado para Rómulo y Remo era el lobo. Veremos que los “here” germánicos tenían en el lobo, el oso y el jabalí sus animales totémicos.
En la Saga Völsunga[1] leemos como el rey de los francos Sigmund Volsunggson inicia a Sinfjotle. El ritual incluye vestirse con pieles de lobo. Entre los pueblos nórdicos se practicaban ritos de iniciación muy estrictos, poniendo el énfasis en la valentía y determinación del candidato a guerrero. El término Ulfhednar (singular ulfhedinn) que encontramos en la Saga Völsunga se aplicaba a los guerreros que llevaban pieles de lobo durante el combate.  Se les llamaba los guerreros Wotan:

 “los hombre de Odín se fueron sin sus abrigos, estaban locos como perros o lobos, mordiendo sus escudos… mataron hombres, pero ni el fuego ni el hierro tuvieron efecto sobre ellos. Esto se llamaba estar enloquecido”[2]. Uno de los nombres de Wotan, como dios de los muertos era Ulfhedin. La vinculación entre el Dios tuerto y las cofradías de guerreros se fundamenta en:

·         En los mitos indoeuropeos el reino de los muertos está custodiado por un perro (animal psicopompo).
·         Wotan es el jefe de la banda formada por los Einheriar que se entrenan para combatir en la batalla del Ragnarök. Freyja se queda con la mitad de los caidos; es la líder femenina de la caza salvaje (Frau Holle).
·         Wotan lidera el ejército de los muertos vivientes que protagonizan la caza salvaje[3].
·         Wotan reclama a los guerreros iniciados.

Tácito en su Germania nos habla de una institución germánica que denomina comitatus. A fines del primer siglo Tácito nos dice que el comitatus ligaba a un grupo de guerreros con su líder, formando una cofradía o banda. La fidelidad era tal que los guerreros unían su destino a su jefe, si este caía en la batalla ellos deberían combatir hasta morir. No se podían retirar del campo de batalla si antes no lo hacía u ordenaba su jefe.

En el poema Haraldskvae∂i[4]:

“Hablaré de los bersekers, los catadores de sangre,
Aquellos héroes intrépidos
¿Cómo trataban a los que flaquean en la batalla?
Piel de lobo les llaman.
Portan escudos sangrientos.
De puntas rojas son sus lanzas cuando marchan.
Forman un grupo apretado, cerrando filas.
El príncipe en su sabiduría, confía en ellos.
En los que cortan los escudos de los enemigos.”

Harald I de Noruega los empleaba como su fuerza de élite, en de vanguardia durante el ataque o en la retaguardia cubriendo la retirada: “iban sin cota de malla y actuaban como perros rabiosos y lobos”. Eran temidos por sus paisanos, debido a sus poderes mágicos, entre los que se encontraba su transformación en lobos. Los Bersekers también tenían como animales totémicos a los osos (en noruego es la raíz de oso), el jabalí (animal sagrado de Freyr y Freyja) y el lobo.  Una famosa formación de combate era denominada la cabeza de jabalí (svinfylking). En esta formación los guerreros formaban una cuña, en la punta se situaban dos campeones que formaban en hocico (rani). Eran maestros del disfraz, del ataque relámpago y de las emboscadas. El enemigo no sabía si atacaban o se replegaban.
Los Berserkers antes de entrar en combate aullaban como osos, vertían espuma por la boca, mordían los bordes de los escudos. Este comportamiento era debido a una fiebre o ardor guerrero que les otorgaba una fuerza sobrehumana, haciéndoles inmunes al acero y al fuego. Muchos investigadores han buscado drogas procedentes de plantas u hongos para justificar esta fuerza sobrehumana. En nuestra opinión, la respuesta no está en el consumo de drogas, sino en una fuerza psíquica procedente de conexión espiritual entre Wotan y el guerrero; a través del culto a los arquetipos simbolizados por los animales totémicos.

Al finalizar el combate, los Bersekers han consumido la energía psíquica que les mantenía en conexión con Wotan, cayendo en un estado de relajación y paz. Los Bersekers eran tratados por sus compatriotas como verdaderos héroes, hombres iniciados en los misterios del wotanismo. Se les temía, por su trato íntimo con Wotan. Al final de sus sangrientos días, se les rendía el justo tributo a sus proezas. El pueblo en procesión acompañaba al cadáver del Berseker, que era portado por sus camaradas, siendo enterrado o incinerado con sus pieles de oso y sus armas. Esta manifestación de afecto y devoción por los héroes ha cimentado los ideales de la sociedad europea.








[1] La Saga Völsunga o Saga de los Völsungos es un texto en prosa compuesto en el siglo XIII en Islandia. Se narra el origen y fin del clan Völsung de los burgundios (Sigi, Sigmund, Signy y Sigurd)
[2] Simek Rudolf, Lexicon der Germanischen Mythologie, Stuttgard, Alfred Kröner, 1995, pág. 435.
[3] La Caza Salvaje es una leyenda muy extendida por Europa Occidental y Central. Un grupo de muertos vivientes (almas en pena en una visión cristiana) acompañados en algunos casos por perros y caballos surgen en las noches de tormenta. Este violento y monstruoso ejército está dirigido por personajes legendarios como Teodorico, Carlomagno o Arturo o por una divinidad como Wotan, Wuodan o Arawn. La hueste presagia un suceso violento como una guerra, dañino como una plaga o la muerte de la persona que los ve.
[4] Ian Heath, Angus McBride, The Vikings, 1985, pág. 47.

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